Julio Gálvez
Mientras Donald Trump sueña con recuperar el Canal de Panamá para frenar el comercio mundial y proteger su mercado, México avanza con una estrategia geopolítica que podría cambiar el juego: el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, la obra de AMLO que apunta a convertirse en el nuevo paso estratégico para las mercancías chinas. Este corredor no solo permitirá que los productos del gigante asiático lleguen al Golfo de México, sino que posiciona a México como un actor clave en la ruta comercial que alimentará al mercado estadounidense sin depender de los canales tradicionales.
Esto no ocurre de la nada. México está respaldado por el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que representa una reconfiguración del orden económico global. Con la incorporación de nuevos países como Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos, el BRICS ahora controla más del 70% de las reservas mundiales de petróleo, consolidándose como una fuerza hegemónica que desafía el dominio económico de Estados Unidos y sus aliados. Según Noam Chomsky, esta clase de alianzas multipolares amenaza la estructura de poder estadounidense, basada en el control económico y militar del mundo. “Estados Unidos no acepta competencia, y su respuesta a cualquier desafío suele ser la confrontación y la coacción”, señala Chomsky en sus análisis sobre la política exterior de Washington.
El Corredor Interoceánico se suma a esta tendencia multipolar. Con la creciente presencia de productos chinos en México y el rechazo al maíz transgénico estadounidense, México reafirma su independencia económica y establece un puente entre Asia y América. Según datos doctrinarios de la geopolítica económica, esta estrategia redefine los centros de poder comercial, dejando a Estados Unidos, bajo la sombra de Trump, en una posición cada vez más aislada.
Mientras Trump insiste en su guerra de aranceles y busca bloquear rutas comerciales, la realidad es que México, en colaboración con China, avanza hacia un modelo económico que ignora las imposiciones estadounidenses. No es casualidad que los BRICS también promuevan una alternativa al dólar como moneda global, un cambio que podría debilitar aún más la hegemonía económica de Estados Unidos.
Chomsky advierte que el enfoque de Washington para mantener su poder global está agotado. En este nuevo contexto, donde el control de recursos clave como el petróleo está en manos de los BRICS, el aislamiento de Estados Unidos es inevitable si no adapta su estrategia. México, por su parte, demuestra que es posible integrarse a un mundo multipolar y construir un futuro próspero sin depender del vecino del norte.
El mensaje es claro: mientras Trump apuesta por el proteccionismo y las barreras comerciales, México y los BRICS construyen un nuevo orden económico, con una estrategia que fortalece su posición global y deja a Estados Unidos fuera del tablero de las nuevas dinámicas geopolíticas.
El mensaje es claro: mientras Trump apuesta por el proteccionismo y las barreras comerciales, México y los BRICS construyen un nuevo orden económico, con una estrategia que fortalece su posición global y deja a Estados Unidos fuera del tablero de las nuevas dinámicas geopolíticas.