Fayad Nunca se Fue: Dinamitando desde las Sombras



Jorge Montejo

Omar Fayad salió de Palacio de Gobierno, pero dejó las bombas bien colocadas. El exgobernador le heredó a Julio Menchaca un campo minado de conflictos sociales y políticos que explotarán a lo largo de su administración. Enemigos bien sembrados, acuerdos turbios y problemas que solo necesitan tiempo para detonar.

Pero eso no es todo. Fayad también dejó bien acomodados a sus barberos. Esos mismos que, desde la administración pública, siguen operando como si el PRI nunca hubiera salido del poder. La herencia priista está viva y coleando, disfrazada de “continuidad” en Morena.

Al final, todo parece una inversión de los viejos caciques: dejar el camino despejado para, en unos años, derrumbar a Morena desde adentro. Fayad se fue, pero la sombra del PRI sigue gobernando.

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P.D. Fayad aparece campante en palacio nacional mientras le dejó bombas de tiempo a Menchaca.

El mismo Fayad decía que la soberbia podía destruir gobiernos.

Lo anterior lo dijo un día que regañó a su director de comunicación social por negarse a conceder una entrevista para Nuevo Grafíco, cuando todos estaban lambisconeando a Penchyna, el delfín de Olvera, afuera del teatro San Francisco.