El espacio: nuevo terreno de poder en la era Trump y Musk



Julio Gálvez

En pleno mandato de Donald Trump, el escenario geopolítico y tecnológico global vive una transformación sin precedentes. Trump ha intensificado las tensiones entre el modelo globalista y las fuerzas emergentes que promueven un mundo multipolar. Mientras tanto, figuras como Elon Musk lideran una nueva era de competencia espacial, marcando un punto de inflexión en la lucha por la hegemonía global.

El gobierno de Trump se caracteriza por desafiar las estructuras globalistas tradicionales. Desde su llegada al poder, ha priorizado una agenda de fortalecimiento de la soberanía nacional y ha impulsado políticas que buscan reposicionar a Estados Unidos en el centro del poder mundial. Este enfoque se enfrenta al declive de figuras globalistas como Justin Trudeau, cuya renuncia ejemplifica el cambio en la balanza del poder internacional.

La fractura del modelo de globalización neoliberal da paso a una transición caótica hacia un mundo multipolar, donde el efecto Trump y proyectos como Proyecto 2025 sacuden los cimientos de la geopolítica. La creciente influencia de Musk, quien ha cuestionado públicamente a líderes globalistas como George Soros desde su plataforma X, complementa esta agenda de redefinición del poder.

El vínculo entre Donald Trump y Elon Musk no es casual. Ambos comparten una visión estratégica que coloca al espacio como un elemento clave para la seguridad y el poder de Estados Unidos. Musk, con su empresa SpaceX y el ambicioso proyecto Starlink, lidera una revolución espacial que no solo transforma la conectividad global, sino que también refuerza el dominio militar y tecnológico del país.

El analista Brandon Weichert, en su libro Conquistar el espacio: cómo EU permanece como superpotencia, destaca cómo Trump consolidó esta visión al crear la Fuerza Espacial de Estados Unidos. Esta rama militar, basada en el polémico concepto de Dominio de Espectro Total, busca asegurar el control estadounidense en el espacio frente a competidores como Rusia y China, que también desarrollan tecnologías avanzadas como armas láser.

En la actualidad, Estados Unidos lidera la carrera espacial con más de 8,500 satélites en órbita, de los cuales SpaceX controla 6,764 gracias a su proyecto Starlink. Este dominio tecnológico le otorga a Musk un poder sin precedentes, no solo en el ámbito comercial, sino también en el militar, donde su empresa colabora estrechamente con el ejército estadounidense.

La competencia dentro del país también se intensifica, con Jeff Bezos, fundador de Amazon, sumándose a la carrera con un ambicioso plan para desplegar 3,200 satélites. La economía espacial, valuada en más de un billón de dólares, representa un motor clave para enfrentar los desafíos económicos de Estados Unidos, como la deuda y la inflación. En este contexto, el espacio se consolida como el nuevo campo de batalla en la búsqueda de hegemonía global, donde los avances tecnológicos y la geopolítica se entrelazan de manera irreversible.