Morena: ¿El PRI progre o la dictadura perfecta recargada?



Jorge Montejo

El espectáculo de Morena reclutando priistas es digno de un remake político llamado “El PRI, versión progre”. Si alguna vez este partido fue una herramienta para que Andrés Manuel López Obrador llegara al poder, ahora parece haber mutado en una copia al carbón del viejo régimen que juró combatir. Lo que en su momento prometía ser una transformación histórica, hoy se perfila como una secuela de las mismas mañas de la llamada “dictadura perfecta”.

El fenómeno es claro: traidores de todos los partidos han brincado a Morena, mientras las bases originales son ignoradas como si fueran un mal recuerdo. ¿Recuerdan cuando el PRI despreció a sus militantes para encumbrar ladrones y oportunistas? Morena, con admirable dedicación, está repitiendo la fórmula. Es un acto de nostalgia política, pero sin el glamour de antaño.

Entre los líderes del “nuevo PRI” progre conocido como PRIMOR, vemos a García Harfuch, impulsado por el oficialismo, mientras las bases obradoristas —esas mismas que alguna vez soñaron con la verdadera Cuarta Transformación— intentan desesperadamente levantar a figuras como Noroña o incluso a Andy López Beltrán.

De esta forma, Morena se llena de los mismos políticos reciclados que alguna vez representaron lo peor de la vieja guardia. En este punto, sería oportuno que la ciudadanía tomara un respiro, mirara el desastre, y girara la rueda de la democracia antes de que este tren choque con el muro de su propia arrogancia. Porque si Morena quiere ser el PRI, al menos que se ponga creativo y no copie con tanto descaro.

La pregunta es inevitable: ¿seremos testigos de una verdadera transformación o simplemente de un cambio de colores en el uniforme de la corrupción? Por ahora, todo indica que el guion es el mismo, solo que antes el PRI daba despensas y ahora el PRIMOR da pensiones a cambio de votos.