#Opinión | Jorge Montejo
Es digno de un espectáculo de comedia ver cómo los medios chayoteros han salido en estampida a defender al secretario de Gobierno de Hidalgo, Guillermo Olivares Reyna, tras las declaraciones del senador Cuauhtémoc Ochoa. Según el senador, desde la Secretaría de Gobierno no solo se maneja la política, sino también las instituciones de impartición de justicia como si fueran extensiones de una oficina personal, todo para amenazar a adversarios políticos. Pero claro, ahí están los medios oficialistas, haciendo malabares para tratar de enderezar la imagen de Olivares.
La estrategia mediática recuerda a los viejos tiempos del PRI, cuando no existían internet ni redes sociales y todo se manejaba con boletines de prensa y titulares a modo. La diferencia es que hoy, con las redes sociales, el control narrativo ya no es tan sencillo. Sin embargo, eso no impide que algunos periodistas y medios sigan repitiendo el guion clásico: “ no hay pruebas, el funcionario es un pilar de gobernabilidad, víctima de malentendidos y artífice de la estabilidad”. Casi dan ganas de aplaudirles… o de llorar de risa.
Lo que realmente queda al descubierto aquí es la estrategia política del gobierno de Hidalgo. En su intento de infiltrarse y avasallar el movimiento de AMLO, buscan desplazar y amenazar a los verdaderos protagonistas del cambio verdadero. ¿La meta? Asegurar que la vieja mafia del poder siga teniendo un lugar cómodo bajo las siglas de Morena, conservando sus privilegios mientras simulan abrazar la Cuarta Transformación.
Y mientras los medios chayoteros cumplen su papel de abogados defensores de Olivares Reyna, el gobierno no deja de beneficiar a los operadores del viejo régimen. Uno de los nombres que sigue apareciendo es el de Juan Carlos Martínez, prestanombres de Omar Fayad, quien al parecer sigue recibiendo contratos de la actual administración. ¿Qué pasó con la promesa de combatir la corrupción? Porque si alguien debería ser investigado, es justamente este tipo de acuerdos oscuros que conectan al pasado priista con el presente “transformador”.
Mientras tanto, Olivares Reyna sigue utilizando las instituciones de impartición de justicia como herramientas de control político (mientras la delincuencia sigue pampante en las calles), tal como lo denunció Ochoa. Pero no importa, porque los medios chayoteros están ahí para limpiar su imagen, al mejor estilo del viejo PRI. Eso sí, que no se sorprendan cuando nadie les crea. Hoy, la gente ya tiene otras formas de enterarse de la realidad, y el guion de los defensores del poder ya no tiene el mismo impacto que en los tiempos dorados del autoritarismo mediático.
La pregunta es: ¿hasta cuándo seguirán intentando salvar lo insalvable? Y más importante aún, ¿hasta cuándo seguirán subestimando la capacidad de la gente para ver lo que realmente está pasando? Porque, por más columnas “a modo” que publiquen, el chayote siempre se nota… y también se huele.
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PD. Por eso continuaremos sacando los contratos de los medios con el PRIMOR. Comparte porque esta es información gratuita, no pagada por el gobierno.
