La infiltración priista en Morena Hidalgo



Jorge Montejo

La reciente historia política de Hidalgo revela un entramado de pactos y traiciones que han permitido la infiltración priista en Morena, desvirtuando los ideales de transformación y justicia que prometía el movimiento. El detonante fue el documento de desaparición de poderes, elaborado por un abogado constitucionalista, que señalaba la violencia ejercida contra diputados de Abraham Mendoza y la invasión del Poder Ejecutivo al Legislativo, orquestada por el exgobernador Omar Fayad.

Este episodio, buscaba poner fin con el PRI, pero a la vez se convirtió en moneda de cambio. El astuto Fayad negoció con Ricardo Monreal su salida del conflicto, entregando la gubernatura de Hidalgo a Morena para salvar su pellejo. Sin embargo, esta estrategia incluyó la entrada de oportunistas priistas en las filas de Morena.

El control de Morena Hidalgo pasó a manos de políticos pragmáticos y ajenos a la verdadera izquierda. Abraham Mendoza, con la complicidad de Dino Madrid y Carlos Mendoza, aprovechó la coyuntura para vender candidaturas a priistas e incluso permitir la entrada de Grupo Universidad y otros delincuentes, traicionando a las bases del movimiento. Esta práctica continuó con el actual presidente del partido en el estado, Marco Rico, quien designó a Dino como su secretario particular, perpetuando las redes de poder establecidas. 



La influencia del maquiavélico Simón Vargas, exsecretario de Gobierno bajo Fayad, fue crucial en esta infiltración. Desde su posición, Vargas impulsó la entrada de priistas estratégicos del grupo de Fayad a a Morena, a través del grupo de Abraham Mendoza,  por ese motivo Israel Félix le proporcionó apoyos del presupuesto de Mineral de la Reforma a Simey Olvera. Este grupo, que operó como caballo de Troya, desarticuló la estructura original de Morena y desvió el rumbo del partido en Hidalgo con apoyos de la estafa siniestra y desfalcos en el Bienestar estatal, para posicionar a sus candidatos.



Julio Menchaca tiene ahora la responsabilidad de asumir su papel histórico. Debe reconocer a la verdadera izquierda, esa que alguna vez tocó a su puerta para señalarle el camino correcto. Es importante que desenmascare a los políticos morenistas que permitieron la infiltración priista, restaurando los principios del movimiento y limpiando a Morena de las prácticas que tanto se criticaron en el pasado.

Si Morena Hidalgo desea ser un verdadero agente de cambio, es momento de romper con los pactos oscuros, recuperar su esencia y desterrar a los oportunistas que han puesto en jaque la credibilidad del movimiento. La transformación no puede construirse sobre las mismas prácticas de corrupción y traición que el PRI representó durante décadas.

De esta forma, Omar Fayad dejó múltiples bombas de tiempo en la administración de Julio Menchaca, diseñadas para obstaculizar el avance de su gobierno y generar conflictos sociales en momentos clave. Estas acciones, cuidadosamente calculadas por el exgobernador y su círculo cercano, buscan desestabilizar al actual mandatario, sembrando problemas que estallarán en tiempos estratégicos para minar su credibilidad y frenar la transformación prometida en Hidalgo.