HSBC abandona México



María Gil

HSBC ha decidido poner fin a su operación comercial y de consumo en México, en una actuación que forma parte de su estrategia global para enfocarse en la banca de inversión y reducir su presencia en mercados menos estratégicos. La noticia, revelada por el Financial Times, ha generado un debate sobre el impacto de esta salida en el sistema financiero mexicano y las razones detrás de esta decisión, que coincide con un entorno económico caracterizado por bajos niveles de crecimiento, inseguridad y desafíos regulatorios.

De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), HSBC México ha captado depósitos por 598,666 millones de pesos entre enero y septiembre de este año, con una cartera de crédito de 502,000 millones de pesos, principalmente dirigida a empresas, consumo e hipotecas. Si bien estas cifras reflejan una operación considerable, el banco británico no ocupa una posición preponderante en el mercado mexicano, lo que podría facilitar la venta de sus activos sin mayores complicaciones regulatorias. Desde la Secretaría de Hacienda se ha señalado que no habrá impedimentos para que un comprador extranjero adquiera el negocio, a diferencia de lo ocurrido con CitiBanamex, donde las condiciones impuestas por el gobierno mexicano llevaron a que su venta directa se cancelara y se optara por una oferta pública.

Uno de los elementos clave que rodea la salida de HSBC es el impacto reputacional. El banco aún carga con el estigma del escándalo de 2012, cuando fue acusado de facilitar operaciones de lavado de dinero para cárteles mexicanos, lo que resultó en el pago de multas millonarias. En los últimos años, la administración de Andrés Manuel López Obrador ha endurecido los controles contra este tipo de delitos, pero en la percepción pública HSBC sigue vinculado a esa etapa oscura de la banca internacional. La decisión de retirarse de México podría interpretarse como una forma de reducir su exposición a mercados con altos riesgos regulatorios y reputacionales.

En el mercado, han surgido rumores sobre posibles compradores para los activos de HSBC en México. Se menciona el interés de un importante neobanco, que buscaría utilizar la infraestructura del banco británico para acelerar su penetración en el país. Esto abre la posibilidad de que nuevos jugadores digitales ganen terreno en un sector que tradicionalmente ha sido dominado por instituciones tradicionales. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre la capacidad de estas plataformas para mantener el nivel de atención al cliente y la estabilidad financiera que una operación de esta magnitud requiere.

La salida de HSBC ocurre en un momento crítico para el sistema financiero mexicano, que enfrenta la necesidad de atraer inversión extranjera y mantener la confianza en un entorno internacional incierto. Aunque el gobierno parece dispuesto a facilitar el proceso de venta, el desenlace de esta operación será crucial para medir el impacto de la decisión del banco en la economía y en la percepción de México como destino para la banca internacional.