El diplomático del amor: Martín Borrego y su boda en el MUNAL



Jorge Montejo

Si creías que ya lo habías visto todo en la política mexicana, Martín Borrego Llorente, exjefe de Oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y funcionario de la Semarnat, llegó para demostrar que el ingenio nacional no tiene límites. Porque, ¿qué mejor manera de celebrar tu boda que disfrazándola de un acto diplomático para obtener un salón en el Museo Nacional de Arte (MUNAL)? Todo por el bien de las relaciones México-Rumania, claro.

La historia, revelada por el periodista Claudio Ochoa Huerta, nos lleva a un universo alterno donde las cenas de aniversario diplomático incluyen felicitaciones públicas a los “novios”, una misa en la Catedral y, por supuesto, un prendido floral en la solapa para sellar el evento. ¡La diplomacia nunca había sido tan romántica!

Según Ochoa, Borrego envió un correo al MUNAL solicitando el Salón de Recepciones para conmemorar el 89 aniversario de las relaciones México-Rumania. Lo que no aclaró es que este “aniversario” coincidía perfectamente con su unión nupcial con Ionut Valcu, un miembro de la embajada de Rumania. Pero vamos, eso es un detalle menor. ¿Qué son unos votos matrimoniales en medio de un supuesto acto de Estado? Todo sea por la diplomacia.

El director del MUNAL, Héctor Palhares, aprobó el evento bajo la noble justificación de recaudar fondos para exposiciones. Lo que no quedó tan claro es cómo encajan las felicitaciones a los novios, las fotos de anillos en redes sociales y los prendidos florales en un acto oficial. Quizás los anillos representaban “la unión entre dos naciones”.

Cuando Ochoa confrontó a Borrego, este salió al quite con un guion digno de telenovela. Según él, la cena no fue por un aniversario, sino para despedir a su esposo de su destino diplomático. Eso sí, aclaró que él no organizó nada, y que fue la embajada de Rumania quien pagó todo. ¡Qué considerado! Aunque uno se pregunta cómo alguien que “no organizó nada” termina teniendo tanta coincidencia temática con su boda.

Por si fuera poco, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) inicialmente confirmó que el evento fue solicitado como diplomático, solo para luego borrar su tarjeta informativa como quien borra un mensaje en WhatsApp que revela demasiado. Total, transparencia a medias es mejor que ninguna, ¿no?

La cereza del pastel (o del pastel diplomático, en este caso) son las fotografías: novios felices, anillos a la vista, una misa previa y un salón histórico que, aparentemente, ahora también puede ser alquilado para bodas… siempre y cuando lo llames “relaciones bilaterales”.

Con su renuncia presentada, Borrego Llorente deja atrás una brillante carrera como servidor público para entrar al salón de la fama de los funcionarios creativos. Porque si algo queda claro de esta historia es que el amor no solo rompe fronteras, sino también los protocolos. ¡Viva la diplomacia romántica!