Julio Gálvez
El puerto de Chancay, ubicado a 75 kilómetros de Lima, Perú, se perfila como el primer hub logístico marítimo chino en la vertiente del océano Pacífico de América Latina. Con una inversión de 3 mil millones de dólares, este megaproyecto es liderado por la naviera estatal china Cosco, que posee el 60% de las acciones, en sociedad con la minera peruana Volcan, dueña del 40% restante. Este desarrollo ha suscitado preocupación entre los defensores de la Doctrina Monroe, quienes ven en él una amenaza a la influencia estadounidense en la región.
Desde el almirante Craig Faller, exjefe del Comando Sur, hasta su sucesora, la generala Laura Richardson, los altos mandos militares de Estados Unidos han expresado su inquietud por la creciente presencia china en América Latina. Richardson, en particular, busca aplicar lo que llama el “excepcionalismo estadounidense” a través de estrategias como el lawfare, fraudes electorales, golpes de Estado e incluso invasiones militares.
El portal argentino Infobae, con presuntos vínculos con el Comando Sur, reaccionó con alarma a la llegada del primer barco chino a Chancay el 7 de noviembre, proveniente del puerto de Taicang, China, con los primeros equipos para la operación automatizada del puerto. Infobae, conocido por su tendencia a la desinformación y ataques personales, sugirió la posible presencia de militares chinos y citó al investigador Robert Evan Ellis del Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de EE.UU., quien advirtió sobre los riesgos geopolíticos que enfrenta Perú con esta nueva dependencia de China en sectores estratégicos.
Por otro lado, el editorial del Global Times, portavoz oficioso del Partido Comunista Chino, celebra el proyecto Chancay como parte de la Ruta de la Seda y lo presenta como una “revelación de los tiempos”. Este proyecto, que se espera sea inaugurado durante la próxima cumbre de la APEC en Lima, del 14 al 16 de noviembre, promete generar 4 mil 600 millones de dólares anuales para Perú, equivalentes al 1.8% de su PIB. Además, Perú ha lanzado un plan para construir una red ferroviaria y carretera que conectará Chancay con las principales ciudades del país y otras redes regionales, beneficiando las exportaciones de Colombia, Bolivia y Brasil.
La inauguración del puerto de Chancay ha generado gran entusiasmo en Sudamérica, especialmente en Bolivia, que posee las mayores reservas de litio del mundo y ve en Chancay una puerta de salida al Pacífico. Sin embargo, este entusiasmo choca con la oposición del Comando Sur y el Departamento de Estado de EE.UU., que consideran a Chancay una amenaza a la seguridad nacional. La reciente entrada de Bolivia al BRICS y su participación en la cumbre de Kazán también han intensificado las tensiones internas en Bolivia.
Se espera que el presidente chino Xi Jinping aproveche su presencia en la cumbre de la APEC para inaugurar oficialmente el megapuerto de Chancay, lo que transformará la geoeconomía de Sudamérica. En contraste, el diario británico Daily Telegraph advierte que Perú será el próximo escenario de la “guerra mundial” entre China y EE.UU., especialmente bajo un nuevo gabinete sinófobo en un posible segundo mandato de Trump. El Daily Telegraph también señala que cientos de proyectos chinos a lo largo de la Ruta de la Seda podrían ser designados como objetivos estratégicos en esta creciente rivalidad.
Ante esta compleja situación, es probable que el presidente estadounidense Joe Biden asista a la cumbre de la APEC acompañado por 600 soldados, reflejando la escalada de tensión en torno al puerto de Chancay y su significado geopolítico.