#Opinión | Jorge Montejo
Es fascinante cómo algunos políticos logran reinventarse con la misma facilidad con la que cambian de camisa. Tania Meza, ejemplo supremo del camaleonismo y gatopardismo político, ha decidido ahora presentarse como una defensora de los derechos humanos, aunque su historial nos muestra que nunca ha sido una luchadora por esta causa. Porque, claro, ¿quién necesita un historial cuando puedes tener una propuesta rimbombante que haga ruido en los titulares?
No es de extrañar que Tania haya decidido subirse al tren de las reformas progresistas. Siempre ha sabido acomodarse con oportunismo, ya sea coqueteando con los políticos del PRI durante los sexenios pasados o manteniendo una relación cercana con figuras como Omar Fayad. Así que, ¿por qué no capitalizar un poco más en el escenario político actual, dominado por una supuesta “izquierda” que, en realidad, sigue sirviendo a los intereses de los mismos empresarios de siempre como Juan Carlos Martinez? ¡Vamos, un aplauso para el “PRIMOR” y su capacidad de camuflaje!
La propuesta de la diputada Meza para permitir que los menores de edad cambien su sexo en sus actas de nacimiento es, sin duda, un movimiento audaz. Según ella, este cambio sería sencillo y gratuito. ¡Qué maravilla! Porque, evidentemente, los menores de edad tienen una claridad absoluta sobre su identidad de género y son perfectamente capaces de tomar decisiones tan trascendentales sin ningún tipo de influencia externa. ¡Vaya, que la madurez y la estabilidad emocional en la adolescencia son innegables!
Imaginemos por un momento a un niño de 10 años decidiendo su género con la misma seriedad con la que decide su sabor de helado favorito. ¿Qué podría salir mal? Y si los padres deciden intervenir en el proceso, seguramente lo harán siempre con las mejores intenciones y sin ningún sesgo, moda de Hollywood o presión social. Es reconfortante saber que esta propuesta también contempla las identidades no binarias, abriendo así un abanico de posibilidades que podrían ser tan diversas como los caprichos de la moda adolescente.
Claro, lo que realmente necesitamos en este momento es una reforma que añada más confusión y burocracia al proceso de identidad de género, en lugar de enfocarnos en las necesidades más urgentes de la población. Pero, ¿quién puede culpar a Tania Meza? Después de todo, lo importante es mantener el foco en ella, atraer los reflectores y, por qué no, asegurar unos cuantos votos más de aquellos que creen que este tipo de iniciativas son la cúspide del progreso, mientras los baches y los servicios básicos, así como la seguridad y las ejecuciones que ocurren en Hidalgo a diario, siguen igual.
En resumen, mientras la verdadera izquierda sigue esperando en el banquillo, figuras como Tania Meza continúan jugando su propio juego de oportunismo político, presentando propuestas que, lejos de ser soluciones, parecen más una cortina de humo para desviar la atención de sus verdaderas intenciones. ¿Derechos humanos? Sí, claro, siempre y cuando le convenga a su carrera política.
No es de extrañar que Tania haya decidido subirse al tren de las reformas progresistas. Siempre ha sabido acomodarse con oportunismo, ya sea coqueteando con los políticos del PRI durante los sexenios pasados o manteniendo una relación cercana con figuras como Omar Fayad. Así que, ¿por qué no capitalizar un poco más en el escenario político actual, dominado por una supuesta “izquierda” que, en realidad, sigue sirviendo a los intereses de los mismos empresarios de siempre como Juan Carlos Martinez? ¡Vamos, un aplauso para el “PRIMOR” y su capacidad de camuflaje!
La propuesta de la diputada Meza para permitir que los menores de edad cambien su sexo en sus actas de nacimiento es, sin duda, un movimiento audaz. Según ella, este cambio sería sencillo y gratuito. ¡Qué maravilla! Porque, evidentemente, los menores de edad tienen una claridad absoluta sobre su identidad de género y son perfectamente capaces de tomar decisiones tan trascendentales sin ningún tipo de influencia externa. ¡Vaya, que la madurez y la estabilidad emocional en la adolescencia son innegables!
Imaginemos por un momento a un niño de 10 años decidiendo su género con la misma seriedad con la que decide su sabor de helado favorito. ¿Qué podría salir mal? Y si los padres deciden intervenir en el proceso, seguramente lo harán siempre con las mejores intenciones y sin ningún sesgo, moda de Hollywood o presión social. Es reconfortante saber que esta propuesta también contempla las identidades no binarias, abriendo así un abanico de posibilidades que podrían ser tan diversas como los caprichos de la moda adolescente.
Claro, lo que realmente necesitamos en este momento es una reforma que añada más confusión y burocracia al proceso de identidad de género, en lugar de enfocarnos en las necesidades más urgentes de la población. Pero, ¿quién puede culpar a Tania Meza? Después de todo, lo importante es mantener el foco en ella, atraer los reflectores y, por qué no, asegurar unos cuantos votos más de aquellos que creen que este tipo de iniciativas son la cúspide del progreso, mientras los baches y los servicios básicos, así como la seguridad y las ejecuciones que ocurren en Hidalgo a diario, siguen igual.
En resumen, mientras la verdadera izquierda sigue esperando en el banquillo, figuras como Tania Meza continúan jugando su propio juego de oportunismo político, presentando propuestas que, lejos de ser soluciones, parecen más una cortina de humo para desviar la atención de sus verdaderas intenciones. ¿Derechos humanos? Sí, claro, siempre y cuando le convenga a su carrera política.
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PD. Mejor debería presentar una iniciativa para que Omar Fayad, padrino de Meza, pueda formalmente cambiarse. Al fin ya le ayudó a infiltrarse en Morena Hidalgo.