Jorge Montejo
Ricardo Monreal, el adalid de los diputados de Morena, ha tenido la sinceridad de admitir que los ajustes al presupuesto impactarán a los estados. Claro, como si fuese una novedad que los gobernadores tendrían que hacer malabares para ajustar sus administraciones.
Entre tanto, en Hidalgo, la secretaria de Hacienda anunció con bombo y platillo un incremento de 3 mil millones de pesos en el presupuesto. ¡Qué generosidad! Si consideramos el Producto Interno Bruto (PIB) de Hidalgo, que ronda los 500 mil millones de pesos, este aumento raquítico apenas representa un insignificante 0.6% del PIB. Es como lanzar una gota de agua al desierto y esperar un oasis. Pero, oh sorpresa, resulta que este “gran logro” presupuestal ahora será modificado. Es decir, la orquesta de fanfarrias y aplausos por el nuevo presupuesto 2025 no duró ni lo que un suspiro, y el mal cálculo de la secretaria se desmorona ante la dura realidad de los recortes.
¿Cómo se puede hablar de una transformación sin dinero? Menos cuando Monreal, con su varita mágica de ajustes presupuestales, promete retos aún mayores. ¡Qué ironía! Estos recortes, según Monreal, parecen estar diseñados con un toque de vendetta política, apuntando a los gobernantes identificados con el PRIAN. ¡Nada como un ajuste para mantener a raya a los adversarios!
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