La Elección de Jueces en México: Entre la Justicia y la Politización



Julio Gálvez

La reciente propuesta de reforma judicial en México, que busca que jueces, magistrados y ministros sean electos por voto popular, ha desatado un debate intenso. En estados como Hidalgo, este cambio suscita tanto esperanzas como temores debido a las complejas realidades políticas y judiciales que atraviesan las instituciones. Si bien la democratización del poder judicial podría significar un paso hacia la transparencia, los riesgos de politización y control gubernamental parecen estar más presentes que nunca.

Los Pros de la Elección de Jueces por Voto

Un argumento a favor de esta reforma es que acerca el sistema judicial a la ciudadanía, dando la posibilidad de que las personas participen directamente en la elección de quienes estarán al frente de los tribunales. En teoría, esto podría contribuir a una mayor transparencia y rendición de cuentas, reduciendo las prácticas corruptas al someter a los candidatos al escrutinio público. Además, se abre la puerta a un sistema judicial más representativo y sensible a las necesidades y demandas sociales, rompiendo con el elitismo que muchas veces caracteriza la designación de jueces y magistrados.

Otro punto positivo es la posibilidad de que se diversifiquen los perfiles dentro del poder judicial. Con un voto abierto, los candidatos provenientes de sectores tradicionalmente marginados podrían acceder a estos puestos, siempre y cuando las condiciones de competencia fueran justas.

Los Contras: Politización y Corrupción

Sin embargo, las desventajas de esta reforma son significativas y representan retos profundos. Uno de los principales problemas es la politización de la justicia. Transformar la elección de jueces en un proceso electoral implica que los aspirantes deban obtener apoyo político y, en muchos casos, buscar financiamiento para promoverse. Este escenario abre la puerta a la intervención de intereses partidistas, económicos y gubernamentales que podrían comprometer la imparcialidad del sistema judicial.

En el caso específico de Hidalgo, se ha señalado que la justicia ya enfrenta serias amenazas de manipulación. Durante el gobierno de Omar Fayad, el entonces secretario de gobierno, Simón Vargas, fue señalado en la opinión pública de construir una red de corrupción para presionar y controlar a jueces de distrito en casos que involucraban intereses estatales, como por ejemplo los amparos contra la entrega furtiva de notarías por parte de exgobernadores, incluso amparos donde se protegen los derechos sexuales de niños y niñas contra personas poderosas.

Este tipo de casos de corrupción muestra lo que ocurre cuando el poder ejecutivo logra influir en el poder judicial: se vulnera el acceso a la justicia y se desprotegen los derechos humanos de los ciudadanos.

En este contexto, un sistema electoral que permita la intervención gubernamental en la promoción de candidatos exacerbaría estos problemas. 

Como abogado litigante en materia de amparo, es desalentador participar en un proceso donde la equidad en la contienda electoral se ve comprometida cuando las mismas estructuras de poder presionan y promueven perfiles afines, utilizando recursos y estrategias que están prohibidos por la normativa electoral. Esto debilita la confianza en el sistema judicial y genera dudas sobre la legitimidad de los jueces electos.

El Amparo y la Fragilidad del Sistema

Uno de los aspectos más preocupantes es cómo esta reforma podría afectar al amparo, considerado el mecanismo más importante para la defensa de los derechos humanos en México. Si los jueces responsables de resolver amparos están influenciados por intereses políticos, el acceso a la justicia se convierte en una ilusión para quienes enfrentan abusos de poder. La imparcialidad es crucial para garantizar que el amparo funcione como un verdadero escudo frente a las arbitrariedades de las autoridades, y cualquier fisura en este principio pone en riesgo derechos fundamentales.

Un Sistema Electoral Judicial con Fallas de Origen

El hecho de que el secretario de gobierno de Hidalgo esté haciendo campaña abierta por candidatos cercanos al exgobernador Fayad para el próximo proceso de elección de jueces y magistrados federales es una señal alarmante. 

Esto no solo vulnera la imparcialidad que debería regir en cualquier elección, sino que también confirma que los intereses del poder ejecutivo buscan influir directamente en el poder judicial.

En estas condiciones, la elección de jueces se convierte en una extensión de las disputas políticas, dejando de lado los principios de justicia y equidad.

Conclusión

La elección de jueces por voto popular, aunque bien intencionada, enfrenta enormes desafíos en su implementación. En un país donde el sistema judicial ya lidia con problemas graves de corrupción e influencia política, una reforma de este tipo podría agravar estas dinámicas en lugar de resolverlas. Para garantizar una justicia verdaderamente independiente, es imprescindible que las reglas del juego sean claras y que existan mecanismos robustos que impidan cualquier tipo de injerencia política. Sin ello, el poder judicial seguirá siendo una extensión de los intereses del poder ejecutivo, dejando a los ciudadanos sin una defensa real frente a las arbitrariedades de las autoridades.