Alonso Quijano
En el último trimestre, la economía de México ha dado una sorpresa mayúscula: registró un crecimiento del 1%, colocándose como una de las economías con mayor crecimiento en el mundo, solo detrás de Estados Unidos. Este desempeño ha superado a grandes potencias como Alemania, China, Francia e Inglaterra, que han visto tasas de crecimiento más moderadas en el mismo periodo.
Este notable incremento se debe a una serie de factores positivos que han impulsado diversos sectores de la economía mexicana. Entre ellos, destacan el fortalecimiento del mercado interno, un aumento en las exportaciones y una política fiscal y monetaria que ha favorecido la inversión y el consumo. La estabilidad macroeconómica y las reformas estructurales implementadas en los últimos años también han jugado un papel crucial en este desempeño.
El crecimiento del 1% en el último trimestre ha sorprendido a muchos analistas, que no esperaban un repunte tan significativo en medio de un panorama global incierto. Sin embargo, México ha demostrado una capacidad de resiliencia y adaptación que le ha permitido sortear los desafíos económicos a nivel internacional.
Es importante destacar que este crecimiento no ha sido uniformemente repartido en todas las regiones y sectores del país. Mientras algunas áreas urbanas y sectores industriales han experimentado un auge notable, otras regiones rurales y sectores menos dinámicos siguen enfrentando retos significativos. A pesar de esto, el crecimiento general de la economía es un indicador positivo de la dirección en la que se mueve el país.
Por supuesto, este éxito económico no es del agrado de todos. Los críticos, a quienes muchos llaman “la fachiza apocalíptica”, podrían experimentar un “chorrillo” de indignación al ver estos resultados. Este grupo, conocido por su visión pesimista y sus constantes críticas a las políticas económicas del gobierno, seguramente encontrará formas de minimizar o descreditar estos logros. Sin embargo, los números no mienten, y la realidad es que México ha tenido un desempeño sobresaliente en el escenario económico global.
En conclusión, el crecimiento del 1% en el último trimestre posiciona a México como una de las economías más dinámicas del mundo en este periodo. Mientras el país sigue navegando en un entorno económico global complejo, este logro es un testimonio de la fortaleza y el potencial de la economía mexicana.