Jorge Montejo
La reciente reforma judicial en México, que establece la elección popular de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, jueces y magistrados de circuito, ha generado una intensa competencia por los cargos más altos en el Poder Judicial. Dentro de este nuevo panorama, dos aspirantes hidalguenses se han inscrito para contender por el cargo de Ministro de la Suprema Corte, cada uno representando trayectorias y contextos muy diferentes.
Por un lado, se encuentra Rebeca Esthela Aladro Echeverría, actual presidenta magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Hidalgo. Conocida por su cercanía al grupo político del gobernador Julio Menchaca, su postulación representa una continuidad de las alianzas entre el poder judicial local y el ejecutivo estatal. Aladro Echeverría ha sido una figura clave en la estructura judicial de Hidalgo.
En contraste, también está en la contienda Emmanuel Rosales Guerrero, un abogado apartidista con una destacada trayectoria en el ámbito académico con publicaciones en libros y es experto en litigio de amparo. Ex Secretario de Estudio y Cuenta de la Suprema Corte de Justicia con los ministros Aguinaco, Cossio y Sánchez Cordero a quien apoyó a proyectar el caso Cassez, así como ex Magistrado del Poder Judicial de la Federación, Rosales Guerrero, es reconocido por su trabajo en casos emblemáticos, como el amparo relacionado con la autonomía universitaria de la UAEH. Su perfil, a diferencia del de Aladro, se enfoca en su experiencia profesional dentro del poder judicial de la federación y académica, manteniéndose al margen de los círculos de poder político tradicionales.
La contienda entre estos dos aspirantes hidalguenses simboliza una disputa más amplia en el país: por un lado, la posible continuidad de estructuras judiciales influenciadas por la política y, por otro, la oportunidad de abrir paso a perfiles técnicos, independientes y con una sólida formación jurídica. Las votaciones por reforma judicial, prometen ser un parteaguas en la relación entre la justicia y la política en México, pero también plantea interrogantes sobre qué tipo de candidatos prevalecerán en un sistema donde los ciudadanos tendrán la última palabra.
En este contexto, el electorado se enfrentará a una decisión trascendental. ¿Prevalecerán los amiguismos, las alianzas políticas o será la experiencia jurídica y la independencia lo que incline la balanza? La carrera hacia la Suprema Corte apenas comienza, y estos dos aspirantes hidalguenses son un reflejo de los contrastes que definirán esta histórica elección.