La famosa paradoja de Fermi ha hechizado a los astrónomos durante más de medio siglo. En pocas palabras: si el cosmos tiene casi 14.000 millones de años, ¿dónde están las sociedades interestelares? ¿Por qué no han venido a saludarnos? Se han propuesto innumerables soluciones a este enigma, pero quizá ninguna más escalofriante que la teoría del bosque oscuro.
Según esta suposición, la razón por la que no podemos ver a estas civilizaciones alienígenas es que están todas escondidas. A diferencia de la humanidad (cuyas transmisiones de radio han resonado durante mucho tiempo en nuestro vecindario galáctico local), todas estas sociedades han llegado a la conclusión de que es demasiado peligroso transmitir su ubicación a vecinos potencialmente hostiles.
Es una idea aleccionadora, que ganó atención gracias a una trilogía literaria del autor Cixin Liu, en la que presenta al pueblo chino y los contactos y guerras seculares contra una civilización alienígena. Pero, ¿es una solución plausible a la paradoja de Fermi? De todas las respuestas propuestas, los expertos afirman que la hipótesis del bosque oscuro es la menos probable.
Es posible que varias inteligencias extraterrestres, o ETI, se oculten. Pero es improbable que todas lleguen a la misma conclusión basada en el miedo y no se muestren.
"Ni siquiera vemos ese mismo comportamiento en las culturas de la Tierra", afirma Moiya McTier, astrofísica, escritora y folclorista. Algunos ETI pueden tener miembros que actúan todos al unísono. Pero otros tendrán grupos divergentes, con comportamientos independientes: algunos tenderán más hacia la agresividad o el pacifismo, la curiosidad o la reclusión. Si uno de ellos saluda, ese bosque oscuro se convertirá en una hoguera encendida para que lo veamos.
Pero técnicamente todo es posible si tenemos en cuenta que, para empezar, no tenemos ninguna prueba de la existencia de las inteligencias extraterrestres. Quizá todo el mundo se esté escondiendo de verdad. Quizá exista realmente una amenaza acechando ahí fuera, en algún lugar de la oscuridad. Y puede que la humanidad aún no se haya dado cuenta.