Julio Gálvez
En el espectro político, la diferencia entre la derecha y la izquierda se refleja en sus enfoques y prioridades. Para la derecha, en política la forma es fondo, un concepto basado en las apariencias que jamás resuelve los problemas de fondo de la sociedad. Este enfoque se centra en mantener una fachada de cambio y progreso sin abordar las causas subyacentes de los problemas sociales. En cambio, la izquierda sostiene que en la política se deben atender las causas, luchar por los derechos humanos y el bienestar del pueblo; es decir, que el fondo es el fondo. Esta diferencia doctrinal es fundamental para entender las tensiones y los conflictos en el panorama político actual.
En Hidalgo, se vive una simulación de cambio donde, a pesar de la retórica progresista, en política la forma sigue siendo el fondo. Esta simulación es particularmente evidente en la discriminación sistemática hacia los maestros de Morena, quienes han sido marginados por el mismo partido que ayudaron a construir. Estos maestros, verdaderas bases y fundadores de Morena, son los líderes históricos de la izquierda en Hidalgo. Fueron los que crearon el Partido Comunista, fundaron el PRD y también dieron vida a Morena. Desde que este medio de comunicación tiene memoria, han acompañado a Andrés Manuel López Obrador en su lucha por la transformación de México.
Entre estos líderes se encuentran figuras como el Maestro Pedro González y Virgilio Guzmán, entre muchos otros, quienes han sido discriminados por el gobierno de Hidalgo. Estos maestros no solo son históricos, sino también los guardianes de la doctrina de izquierda que Morena prometió defender. Su marginación no es solo una injusticia personal, sino una traición a los principios y a las bases del partido.
La verdadera preocupación aquí es que, al discriminar a estos líderes históricos, el gobierno de Hidalgo muestra que solo piensa en el dinero como fin de la política. Este enfoque mercantilista es un eco de la política de derecha, donde las apariencias y los beneficios económicos inmediatos prevalecen sobre los ideales y el bienestar del pueblo.
Esta traición a las bases de izquierda en Hidalgo no solo es una cuestión de justicia, sino también de coherencia ideológica. Morena, al marginar a sus fundadores y líderes históricos, se aleja de los principios que le dieron origen y que motivaron a millones de mexicanos a apoyarlo. Esta traición es una advertencia de que la política de forma sobre fondo puede infiltrarse incluso en aquellos movimientos que inicialmente prometieron un cambio real y profundo.
La discriminación de los maestros de Morena en Hidalgo es una muestra dolorosa de cómo la simulación de cambio puede prevalecer sobre la verdadera transformación. Es imperativo que Morena recupere su compromiso con los ideales que inspiraron su creación y que honre a aquellos que han luchado por una izquierda auténtica y comprometida con las causas del pueblo.
La traición a los maestros de Morena en Hidalgo es un claro indicio de que la forma sigue prevaleciendo sobre el fondo en la política local. Para que el cambio sea real, es esencial que se reconozca y valore el aporte de los fundadores y se retome el camino hacia una verdadera transformación social y política.
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En la foto observamos al Círculo de Reflexión y Estudio Pedro María Anaya de los maestros de Morena en donde se quedó la silla vacía de Marco Rico, porque tiene un gusto por sus ídolos expriistas y expanistas hidalguenses.