Como dice la canción de Timbiriche: Fayad y Menchaca son uno mismo
#Opinión | Jorge Montejo
En Hidalgo, el teatro de la política ha montado un nuevo acto digno de aplausos. La búsqueda del ex contralor estatal César Mora es la última farsa en una larga lista de intentos por aparentar una lucha contra la corrupción. Mientras otros se llevaron miles de millones de pesos, César Mora es el chivo expiatorio perfecto, sacrificado para dar la impresión de que se combate el mal endémico que asola la administración pública.
Esta estrategia no es nueva; se remonta al gobierno de Omar Fayad, cuando se montó un espectáculo similar con el caso de Radio y Televisión de Hidalgo. En aquella ocasión, los verdaderos saqueadores nunca tuvieron que rendir cuentas. ¿Por qué molestarse en atrapar a los grandes peces cuando puedes ofrecer al público la captura de uno pequeño? César Mora, como otros antes que él, no enfrenta más que una ligera reprimenda, mientras los pesos pesados de la corrupción continúan sus operaciones sin inmutarse.
El gobierno de Fayad perfeccionó esta táctica, utilizando a personajes de poca monta para distraer la atención del verdadero saqueo como sucede con la estafa siniestra. ¿El resultado? Un lavado de cara que ofrecía una ilusión de justicia, mientras los grandes empresarios y prestanombres corruptos seguían operando en las sombras. Juan Carlos Martínez es un ejemplo emblemático de cómo los mismos nombres siguen apareciendo, intocables e inmunes.
Y ahora, el actual gobierno de Morena parece haber aprendido bien del PRI. La búsqueda de César Mora es solo la última puesta en escena de una obra conocida, diseñada para mantener el poder en manos de unos pocos privilegiados. Mientras las bases de izquierda son ignoradas y discriminadas, los mismos jugadores del sexenio de Fayad continúan manejando los hilos, asegurando que nada realmente cambie.
Así que, no se preocupen por César Mora. No le pasará nada. Es el sacrificio necesario para que el gobierno de Fayad y ahora el de Morena puedan levantar la bandera de la lucha contra la corrupción y obtener un poco de legitimidad. Mientras tanto, los verdaderos arquitectos del saqueo continúan con sus prácticas, seguros en la comodidad que les proporciona su estatus y conexiones.
En resumen, la persecución de César Mora es una distracción, un espectáculo diseñado para que los ciudadanos crean en una justicia inexistente, mientras los mismos de siempre siguen enriqueciéndose a costa del pueblo. ¿Corrupción? Sí, claro, pero solo cuando conviene a los poderosos sacrificar.
En Hidalgo, el teatro de la política ha montado un nuevo acto digno de aplausos. La búsqueda del ex contralor estatal César Mora es la última farsa en una larga lista de intentos por aparentar una lucha contra la corrupción. Mientras otros se llevaron miles de millones de pesos, César Mora es el chivo expiatorio perfecto, sacrificado para dar la impresión de que se combate el mal endémico que asola la administración pública.
Esta estrategia no es nueva; se remonta al gobierno de Omar Fayad, cuando se montó un espectáculo similar con el caso de Radio y Televisión de Hidalgo. En aquella ocasión, los verdaderos saqueadores nunca tuvieron que rendir cuentas. ¿Por qué molestarse en atrapar a los grandes peces cuando puedes ofrecer al público la captura de uno pequeño? César Mora, como otros antes que él, no enfrenta más que una ligera reprimenda, mientras los pesos pesados de la corrupción continúan sus operaciones sin inmutarse.
El gobierno de Fayad perfeccionó esta táctica, utilizando a personajes de poca monta para distraer la atención del verdadero saqueo como sucede con la estafa siniestra. ¿El resultado? Un lavado de cara que ofrecía una ilusión de justicia, mientras los grandes empresarios y prestanombres corruptos seguían operando en las sombras. Juan Carlos Martínez es un ejemplo emblemático de cómo los mismos nombres siguen apareciendo, intocables e inmunes.
Y ahora, el actual gobierno de Morena parece haber aprendido bien del PRI. La búsqueda de César Mora es solo la última puesta en escena de una obra conocida, diseñada para mantener el poder en manos de unos pocos privilegiados. Mientras las bases de izquierda son ignoradas y discriminadas, los mismos jugadores del sexenio de Fayad continúan manejando los hilos, asegurando que nada realmente cambie.
Así que, no se preocupen por César Mora. No le pasará nada. Es el sacrificio necesario para que el gobierno de Fayad y ahora el de Morena puedan levantar la bandera de la lucha contra la corrupción y obtener un poco de legitimidad. Mientras tanto, los verdaderos arquitectos del saqueo continúan con sus prácticas, seguros en la comodidad que les proporciona su estatus y conexiones.
En resumen, la persecución de César Mora es una distracción, un espectáculo diseñado para que los ciudadanos crean en una justicia inexistente, mientras los mismos de siempre siguen enriqueciéndose a costa del pueblo. ¿Corrupción? Sí, claro, pero solo cuando conviene a los poderosos sacrificar.
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PD. Los medios chayoteros dirán que se combate la corrupcion en el nuevo gobierno de PRIMOR, con la búsqueda del peligrosisimo delincuente César Mora 😂
