Jorge Montejo
En el estado de Hidalgo, la inseguridad está fuera de control. Jóvenes desaparecen sin razón aparente y, lamentablemente, reaparecen muertos bajo circunstancias sospechosas. Los delincuentes operan con una impunidad alarmante, como si estuvieran en su propio parque de diversiones donde la delincuencia organizada puede trabajar libremente.
El secretario de Seguridad Pública, Salvador Cruz Neri, quien algunos llaman “el jefe Gorgory” de los Simpson, parece actuar contra la delincuencia solo de manera superficial. Cruz Neri, antiguo discípulo de Genaro García Luna y ex miembro de la Policía Federal, da la impresión de no estar realmente interesado en combatir el crimen como lo hacía su mentor. En los tiempos de García Luna, la desaparición y el secuestro de personas parecían estar institucionalizados, y los altos mandos decidían quiénes serían las próximas víctimas.
La situación en Hidalgo es especialmente preocupante. En redes sociales, circulan las notificaciones de la Asociación Civil Sonrisas Perdidas de Hidalgo, informando que cuatro jóvenes que habían desaparecido hace días fueron encontrados muertos. Coincidentemente, estas desapariciones ocurrieron entre el 21 y el 22 de septiembre.
Las víctimas son:
• José Luis Morales Téllez, de 25 años
• Mario Alberto Lazcano Saúz, de 27 años
• Modesto Verriel Leonardo, de 36 años
• Sergio Bárcena García y Gerardo Ramos Cuéllar
Todos ellos fueron reportados como desaparecidos en el municipio de Mineral de la Reforma. Dos de ellos fueron hallados en una fosa clandestina en el municipio de San Agustín Tlaxiaca, en la comunidad de Puerto México, cerca de la capilla de la Virgen de Guadalupe.
La comunidad exige respuestas y acciones contundentes. La sensación de impotencia crece a medida que más familias sufren la pérdida de sus seres queridos, y la ciudadanía observa con preocupación la aparente ineficacia de las autoridades para frenar esta ola de violencia y desapariciones. Mientras tanto, Salvador Cruz Neri, quien debería estar al frente de la lucha contra el crimen, parece seguir los viejos y oscuros pasos de su mentor García Luna, dejando a Hidalgo sumido en la inseguridad y el miedo.