El Gobierno Financia Información Oficial en XENQ con Fondos Públicos


#Investigación | Julio Gálvez

Desde tiempos inmemorables, los gobiernos han entendido el poder de los medios de comunicación como un brazo crucial para consolidar su dominio sobre la opinión pública y, en consecuencia, sobre la población misma. En México, los gobiernos de derecha han utilizado sistemáticamente a la prensa para moldear y controlar la narrativa pública. Este fenómeno se hizo particularmente evidente durante las administraciones priistas, donde la relación entre el poder político y la prensa era de una complicidad estructural.

En este sistema, los medios, comúnmente denominados “chayoteros”, se convirtieron en aliados fieles de las élites políticas y empresariales, quienes usaron esta influencia para silenciar voces críticas y perpetuar sus privilegios, garantizando que las decisiones y los abusos del gobierno pasaran desapercibidos para la mayoría.

La lógica detrás del uso de los medios de comunicación bajo el poder priista era clara: manipular la percepción pública mediante una prensa que reproducía sin cuestionar la información oficial. Esta estrecha relación entre el PRI y ciertos medios de comunicación generó un ecosistema en el que el flujo de información estaba controlado y la narrativa crítica prácticamente silenciada. Los medios actuaban como guardianes de la imagen pública de los políticos, protegiendo los intereses de aquellos que hacían negocios y ejercían el poder al amparo del Estado.

En Hidalgo, la historia parece repetirse hoy en día, pero con un cambio en el color del partido que ostenta el poder. Ante el ascenso de Morena en el estado, algunos de estos mismos medios que en el pasado fueron aliados de los gobiernos priistas han girado su apoyo hacia el nuevo poder, adaptándose con rapidez para conservar sus privilegios.

En este contexto, la falta de ideales y principios de ciertos medios locales se hace evidente, demostrando que para ellos la libertad de expresión queda subordinada a los intereses económicos y políticos de turno. Esta conducta pone de relieve una prensa que no informa, sino que se arrodilla a quien paga más, distorsionando su rol de vigilante democrático.

Un caso específico de esta dinámica es el contrato de prestación de servicios profesionales de difusión que el municipio de Pachuca otorgó a la radiodifusora XENQ de Tulancingo. A través de una solicitud de transparencia, se descubrió que la administración de Pachuca realizó una adjudicación directa de 240 mil pesos, distribuidos en ocho pagos mensuales de 30 mil pesos, para garantizar la difusión de su información institucional.

Este tipo de convenios, lejos de promover una prensa libre y autónoma, reproduce un esquema que permite a los gobiernos en turno controlar la narrativa pública, manipulando a la población mediante medios que actúan como extensiones de la propaganda oficial.




La obra “Masa y Poder” de Elías Canetti sostiene que las masas pueden ser controladas a través de narrativas dirigidas. En este caso, la compra de espacios mediáticos y la alineación de medios con el poder refuerzan esta tesis, ya que los gobiernos aseguran que el mensaje que llega al público es el que ellos desean. Aunque el cambio de partido en el poder sugiere una transición democrática, las prácticas de pago a medios para moldear la percepción social y evitar críticas a la administración actual mantienen los viejos vicios que históricamente han caracterizado a los regímenes priistas.

En medio de este entorno controlado, surgen iniciativas como Nuevo Gráfico, un medio independiente en Hidalgo que se enfrenta a un panorama hostil por parte del gobierno estatal. Según denuncias de este medio, el gobierno ha orquestado una campaña de desprestigio a través de redes sociales, valiéndose de bots y páginas falsas para atacar su credibilidad y tratar de deslegitimar sus investigaciones.

Estas prácticas de guerra sucia digital reflejan el interés del gobierno en acallar a quienes se atreven a cuestionar la narrativa oficial y exponer casos de corrupción. Los ataques hacia Nuevo Gráfico no solo revelan la fragilidad de un sistema de comunicación que se sostiene mediante la cooptación y el control, sino que también evidencian el miedo de quienes detentan el poder ante el surgimiento de voces críticas e independientes que buscan ofrecer información veraz a la ciudadanía.

En última instancia, la independencia de los medios se convierte en un pilar esencial para la democracia, pues permite un flujo de información transparente y libre de intereses partidistas. Sin embargo, mientras el modelo de convenios y pagos directos siga prevaleciendo, el ideal de una prensa realmente libre en Hidalgo se mantendrá distante. La prensa chayotera no es solo una manifestación de la corrupción de los medios, sino también un síntoma de un sistema que aún no ha logrado erradicar las prácticas clientelistas que han caracterizado a los gobiernos de cualquier color.


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En la foto observamos a Alejandro Wong, empresario priista dueño de la XENQ con el gobernador morenista de Hidalgo, Julio Menchaca.