Este anuncio llega después de que se reconociera la posibilidad de que la vacuna pudiera estar relacionada con la aparición de efectos secundarios, particularmente casos de trombosis.
Esta medida representa un paso significativo por parte de AstraZeneca para abordar las preocupaciones sobre la seguridad de su vacuna. Aunque la vacuna ha sido ampliamente utilizada en la lucha contra la pandemia, los informes de posibles efectos secundarios han generado incertidumbre y han llevado a la empresa a tomar esta decisión.
En una actualización publicada en el sitio web de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), el organismo regulador de medicamentos de la Unión Europea dijo que la aprobación de la vacuna de AstraZeneca se había retirado “a solicitud del titular de la autorización de comercialización”.
La vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19 fue aprobada por primera vez por la EMA en enero de 2021. Sin embargo, pocas semanas después, crecieron las preocupaciones sobre la inocuidad de la vacuna, cuando docenas de países suspendieron su uso tras detectar inusuales e infrecuentes coágulos sanguíneos en un pequeño número de personas vacunadas. El organismo regulador de la Unión Europea concluyó que la vacuna de AstraZeneca no aumentaba el riesgo general de coágulos, pero las dudas permanecieron.
Los resultados parciales de su primera prueba de gran magnitud — utilizada por el Reino Unido para autorizar la vacuna— se vieron ensombrecidos por un error de fabricación que no fue reconocido de inmediato por los investigadores. Datos insuficientes sobre la efectividad de la vacuna en las personas de la tercera edad hizo que algunos países restringieran inicialmente su uso a las poblaciones más jóvenes antes de dar marcha atrás.
Miles de millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca se distribuyeron en países pobres a través de un programa coordinado por la ONU, debido a que era más barata y más fácil de producir y distribuir. Sin embargo, estudios realizados posteriormente indicaron que las vacunas de ARN mensajero, fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna, daban una mejor protección contra el COVID-19 y sus muchas variantes, y la mayoría de los países las adoptaron aunque eran más costosas.
En el programa nacional de vacunación contra el coronavirus del Reino Unido de 2021 se utilizó ampliamente la vacuna de AstraZeneca, desarrollada en gran medida por científicos de la Universidad de Oxford con un importante apoyo financiero del gobierno. Pero incluso el Reino Unido recurrió después a la compra de vacunas de ARN mensajero para sus programas de refuerzo de la vacuna contra el COVID, y actualmente, la vacuna de AstraZeneca se utiliza muy poco en el mundo.