Las alteraciones en el campo magnético y la atmósfera (ionósfera) de la Tierra serían ocasionadas por la tormenta solar que ocurrió la noche del martes 8 de octubre, la cual fue significativamente rápida y con dirección de impacto a la Tierra, evento que fue oportunamente detectado por el LANCE, que vigila de manera permanente la actividad del Sol.
Los pronósticos indicaban que la tormenta solar llegaría a la Tierra entre la mañana y la noche del 10 de octubre. El evento inició su llegada al ambiente terrestre a las 9:00 horas del 10 de octubre y se espera que su tránsito se extienda hasta la noche del mismo día o hasta la mañana del 11 de octubre.
Desde que se identificó, este evento se catalogó como riesgo potencial para el clima espacial terrestre. Esto fue debido a que sus características hacen posible que provoque actividad geomagnética intensa o severa (G3 o G4) y perturbaciones ionosféricas significativas.
Por un lado, las tormentas geomagnéticas son alteraciones a nivel planetario del campo magnético terrestre, y las perturbaciones ionosféricas son alteraciones de la composición de la capa externa de la atmósfera de la Tierra.
A pesar de que estos fenómenos no impactan directamente a la salud humana, su relevancia radica en que pueden causar afectaciones en tecnologías indispensables para nuestra sociedad.
Las telecomunicaciones, radiocomunicaciones, sistemas de distribución de energía, sistemas de posicionamiento y de navegación, gestión satelital, entre otros, son servicios especialmente susceptibles a los efectos del clima espacial.