Jorge Montejo
Mientras Hidalgo se ahoga bajo la inclemencia de las lluvias y las inundaciones se convierten en una preocupación creciente, el gobierno estatal ha decidido enfocarse en lo que realmente importa: la “necesaria” remodelación del Palacio de Gobierno y el cambio del adoquín de la Plaza Juárez. Porque, evidentemente, una plancha de concreto es mucho más esencial que calles transitables y un suministro constante de agua potable.
Las imágenes del flamante Palacio de Gobierno son sin duda deslumbrantes. Mientras los ciudadanos lidian con las aguas residuales que inundan sus hogares en lugares como Carboneras, Mineral de la Reforma, nuestros queridos líderes se aseguran de que cada piedra de Huichapan sea reemplazada por concreto reluciente. ¿Acaso no es reconfortante saber que mientras nos ahogamos, ellos caminan sobre suelo firme?
Las carreteras de Hidalgo, llenas de baches y prácticamente intransitables, se han convertido en un campo de batalla para los vehículos. Pero, no nos preocupemos, porque los baches en las calles no son nada comparados con la "urgente" necesidad de una plaza central que impresione a cualquier visitante. Prioridades, ¿no?
Ah, y la promesa de una gran inversión en infraestructura hídrica. Qué ironía. Mientras las colonias y municipios siguen esperando por agua potable, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué habrá pasado con esos recursos millonarios? Tal vez se destinaron a proyectos más "vistosos" y menos "útiles".
Estamos ante un gobierno superficial y totalmente insensible. Uno que prefiere anunciar sus logros faraónicos en los medios chayoteros, en lugar de abordar los problemas reales que enfrenta la ciudadanía. Gilles Lipovetsky, en su crítica a la sociedad de la imagen, no podría estar más acertado: en Hidalgo, las imágenes importan más que las ideas y las soluciones.
Mientras tanto, seguiremos nadando en nuestras calles inundadas, esquivando baches y soñando con el día en que el agua potable sea más accesible que una plaza remodelada con rolitas de julion (o como se llame esa mala música) para darle pan y circo al pueblo.
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Foto: de Tribuna 23.
