Las consecuencias del cambio climático ya se sienten en el campo mexicano, afectando especialmente a la agricultura de temporal. Este año, se pronosticaron cinco olas de calor, de las cuales tres fueron suficientes para retrasar casi dos meses la producción del chile poblano autóctono.
"Estas tres olas de calor nos atrasaron la producción mes y medio, casi dos meses. En abril no plantamos, en mayo dijimos: 'vamos a esperar a finales de mayo, esperemos que haya lluvia', pero no cayó ni una gota. Llegó junio y las lluvias comenzaron hasta finales”, relató a El Economista, Luis Alberto Bermeo Cruz, presidente del grupo productivo Chichiltoton Kokoq, que en náhuatl significa "chilito picoso".
Este retraso provocó que la producción comenzara en julio, cuando normalmente el corte del chile poblano debería iniciar en agosto. Aunque la venta de este producto es clave para la Feria del Chile en Nogada de San Andrés Calpan, la prioridad para los agricultores es obtener las semillas para la siguiente siembra.
Bermeo Cruz señaló que la siembra suele comenzar a mediados o finales de abril, aprovechando la humedad residual de las lluvias de marzo y febrero. Esto permite que las plantas resistan hasta que empiece la temporada de lluvias. “Por eso se le llama 'Chile de tiempo', ya que depende del temporal para crecer en las zonas altas de los volcanes”, añade.
El grupo productivo Chichiltoton Kokoq surgió en respuesta a la creciente producción del chile en nogada en San Andrés Calpan. Bermeo Cruz explicó que decidieron “a su manera” conservar y rescatar la producción de la semilla original de chile poblano criollo que se desarrolló en la zona Izta-Popo.
Afirma que se dieron cuenta que más del 95% de la población produce un chile híbrido, llamado así porque está formado de muchas cruzas. “Cuando nosotros empezamos esta conservación y rescate empezamos a buscar la semilla nativa de la zona”, refiere. Para agosto ya se puede cortar y preparar el chile en nogada, el platillo del cual hay una feria en la entidad.