Simuladores de Democracia: Entre el Gatopardismo y la Traición



#Opinión | Julio Gálvez

El triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018 marcó un punto de inflexión en la política mexicana, incluyendo al estado de Hidalgo, donde por primera vez el gobierno estatal perdió el control del poder legislativo. Esta situación representó una ola democrática sin precedentes en la región, pero también desencadenó una reacción violenta por parte de la llamada "mafia del poder hidalguense", encabezada por Omar Fayad, entonces gobernador del estado.

El cambio democrático en Hidalgo fue recibido con hostilidad por el grupo en el poder. Fayad, en un intento por conservar su hegemonía, recurrió a tácticas autoritarias que incluyeron la invasión del poder ejecutivo en el legislativo. Un ejemplo claro de esto fue la acción del diputado priista Julio Valera, quien permitió la entrada de vándalos al recinto legislativo, con el objetivo de intimidar a los diputados y diputadas de Morena. Estos hechos no solo evidenciaron el temor de la clase política tradicional frente al avance de la democracia, sino que también demostraron hasta qué punto estaban dispuestos a llegar para mantener sus privilegios.

Ante la gravedad de la situación, el Congreso de Hidalgo recurrió a los servicios de un abogado constitucionalista para redactar un documento solicitando la desaparición de poderes en el estado. El propósito de esta solicitud era frenar la violencia desatada por Fayad y restablecer un verdadero equilibrio democrático. El documento se convirtió en una herramienta de presión que obligó a Fayad a negociar con Ricardo Monreal, resultando en la entrega de la gubernatura de Hidalgo a Morena. Sin embargo, este logro, lamentablemente desató una nueva ola de barberismo y oportunismo político.

La anterior coyuntura generó el ambiente propicio en el Congreso para que se aprobara una agenda feminista sin resistencia. Este escenario permitió que se avanzara en la despenalización del aborto y en la consagración de otros derechos fundamentales para las mujeres, marcando un hito en la lucha por la equidad y la justicia social en Hidalgo.

De esta forma, al ceder el poder para salvar su pellejo, Fayad desató una infiltración de "chapulines" en la 4T, es decir, oportunistas que, sin convicciones ideológicas, se alinearon con el nuevo gobierno para mantener sus privilegios. Así, lo que parecía ser una victoria democrática se convirtió en una estrategia de simulación, donde los antiguos actores del poder se disfrazaron de aliados de la Cuarta Transformación (4T) para perpetuar su control.



Omar Fayad, lejos de ser un adversario de la 4T, se convirtió en su primer gobernador en Hidalgo, traicionando al PRI y formando su grupo plural independiente. Este grupo, bajo la fachada de un supuesto cambio, en realidad buscaba perpetuar los mismos intereses que han dominado la política hidalguense por décadas. De esta manera, el gobierno de Menchaca no es más que un gobierno de transición, en el que "lo viejo no termina de morir, ni lo nuevo de nacer", como señaló Gramsci en su análisis sobre las crisis orgánicas.

Fayad aprovechó la coyuntura para comprar lealtades dentro de la 4T, utilizando a su secretario de gobierno, Simón Vargas, para cooptar a diputados y actores políticos. Esta estrategia permitió que la mafia del poder hidalguense continuara controlando el estado, incluso bajo la bandera de la Cuarta Transformación. En este contexto, el gobierno de morena, lejos de representar un cambio real, ha excluido a la izquierda de su gobierno y ha otorgado posiciones de bajo perfil a ciertos líderes para mantenerlos bajo control.

La continuidad de los privilegios de la mafia del poder en Hidalgo también se refleja en los acuerdos con Carolina Viggiano, quien permitió el triunfo de Menchaca como parte de un pacto político entre el PRI y Morena, lo que se ha denominado como "Primor". Este acuerdo ha llevado a una simulación de cambio, en la que solo los cercanos a Viggiano han podido obtener posiciones plurinominales, perpetuando así el control de la misma élite política.

En Hidalgo, vivimos una democracia simulada, similar a la que experimentó México con Vicente Fox en el año 2000, cuando las esperanzas de un cambio se desvanecieron ante la realidad de la continuidad del viejo régimen. El análisis de Giuseppe Tomasi di Lampedusa sobre el gatopardismo, donde todo cambia para seguir igual, es más relevante que nunca en este contexto.

Ante este panorama, la izquierda en Hidalgo enfrenta el desafío de construir nuevos proyectos políticos que puedan hacer frente al gatopardismo del "Primor". La reciente incorporación de Gerardo Fernández Noroña al partido Morena y su designación como presidente del Senado abren una puerta para que este sector excluido pueda formar un proyecto político auténtico, capaz de presentar nuevos actores políticos de izquierda y buscar un cambio verdadero en Hidalgo.

Es imperativo que la izquierda se organice y luche por un auténtico proceso de transformación, que no se quede en meras simulaciones o pactos entre las élites. Solo así se podrá romper con la hegemonía de la mafia del poder y construir un futuro verdaderamente democrático para Hidalgo.


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PD. Filtran foto de Marco Rico Mercado dirigente estatal de Morena, el mismo que dijo no iba a dar entrada al partido a expriistas, retratado con sus ídolos, Julio Valera Piedras y "neo morenistas" dizque convencidos con la 4T y con los cuales se identifica el expesista que igual que ellos antes decían que López Obrador era populista y estaba loco.