Osorio Chong, el padrino de Norma Piña



#Opinión | Jorge Montejo

La historia reciente de Hidalgo muestra cómo el Grupo Hidalgo, encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong, ha consolidado su poder en el estado, especialmente en el ámbito judicial. La estrategia fue clara: infiltrar magistrados a modo, asegurando que el Poder Judicial local respondiera a los intereses de su grupo político. Esta misma táctica, al parecer, ha sido replicada en el poder judicial de la federación, donde la ministra Norma Piña, actual presidenta de la SCJN, es reconocida como protegida y aliada de Osorio Chong.

Norma Piña, es hija de Isaac Piña Pérez, quien fue magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero y posteriormente procurador General de Justicia de Hidalgo durante la administración de Manuel Sánchez Vite.

En Hidalgo, el control judicial ejercido por el grupo de Osorio Chong es un hecho conocido y documentado. A través de una cuidadosa colocación de jueces y magistrados leales, el Grupo Hidalgo ha logrado mantener una influencia decisiva sobre las decisiones judiciales en el estado. Este mismo esquema, según fuentes cercanas al poder, ha sido exportado a la esfera nacional, con la Suprema Corte bajo la dirección de una figura que, aunque aparentemente independiente, tiene profundos lazos con Osorio Chong.

La ministra Norma Piña, cuya carrera y ascenso en el Poder Judicial han estado marcados por la sombra de Osorio Chong, ha sido vinculada directamente con este grupo de poder. En el propio estado de Hidalgo, se reconoce abiertamente la relación de apadrinamiento que existe entre Piña y Osorio Chong, lo que plantea serios cuestionamientos sobre la verdadera independencia de la Suprema Corte bajo su liderazgo.

El Grupo Hidalgo, infiltrado en el gobierno de Morena como un auténtico caballo de Troya (gracias a Ricardo Monreal), ha logrado posicionarse estratégicamente en la SCJN, utilizando a la ministra Piña como un peón en su juego de poder. Este grupo, que ya controla el Poder Judicial de Hidalgo, ahora busca afianzar su dominio sobre la Suprema Corte, asegurando que las decisiones más importantes del país estén alineadas con sus intereses.

La situación plantea una grave preocupación para quienes abogan por una justicia imparcial y libre de influencias políticas. Si bien el control que Osorio Chong y su grupo ejercen sobre el Poder Judicial de Hidalgo es preocupante, la posibilidad de que esta estrategia se replique a nivel federal podría tener consecuencias aún más profundas y duraderas para el Estado de derecho en México.

Así, el Grupo Hidalgo continúa moviendo las piezas en el tablero de poder, y mientras que su influencia en la Suprema Corte se mantenga, el sueño de una justicia verdaderamente independiente en México parece cada vez más distante.