Jorge Montejo
En el grandioso teatro del Senado mexicano, donde cada sesión parece más un capítulo de telenovela que un ejercicio de gobierno, ha surgido un nuevo conflicto que promete mantenernos al borde del asiento. Esta vez, la estrella no es otra que la inquebrantable senadora Lilly Téllez, quien, ha decidido ponerse al tú por tú con el recién designado Presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña.
En una muestra de su reconocida diplomacia, Téllez ha lanzado una advertencia que pasará a la historia de las amenazas políticas: Noroña, te voy a hacer la vida de cuadritos. Así es, nuestra senadora se ha propuesto como la nueva guardiana del Senado, dispuesta a poner en su lugar a quien, según ella, representa lo peor de la política nacional. Porque, claro, si hay alguien capacitado para definir la moral y las buenas costumbres, es Lilly Téllez.
No contenta con ello, Téllez fue aún más lejos al declarar que el Senado ha caído en desgracia al tener como Presidente a un "vulgar pandillero". Y, como si eso no fuera suficiente, lanzó la joya definitiva: "El grosero va a llamar al orden". Una frase que, sin duda, pasará a la posteridad como el epítome de la ironía. Porque nada grita más orden y civilidad que una advertencia cargada de desdén, ¿verdad?
Así que, mientras Téllez se prepara para su épica batalla contra el "pandillero" Noroña, el resto de nosotros no podemos evitar pensar en lo mucho que aprenderemos sobre la verdadera etiqueta y el decoro de nuestra maestra senadora. Que no nos quede duda: el Senado está en manos de una verdadera experta en poner en su lugar a quienes, según ella, se han atrevido a mancillar la sagrada institución con su mera presencia.
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