Capitalismo de Cuates en Hidalgo: La Traición al Grupo Huichapan



Julio Gálvez

Con la llegada del neoliberalismo a Hidalgo, coincidente con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari a nivel federal y de Jesús Murillo Karam a nivel local, se instauró un modelo económico que lejos de fomentar la libre competencia y la justicia social, consolidó un sistema de capitalismo de cuates. En este esquema, un selecto grupo de políticos se adueñó del gobierno, no con el fin de servir al pueblo, sino para volverse millonarios al amparo del poder.

Este grupo, con una voracidad insaciable, comenzó a desplazar a quienes consideraban una amenaza para su hegemonía. Entre los afectados, el Grupo Huichapan fue uno de los primeros en ser expulsados del PRI en Hidalgo. Este grupo, que había contribuido significativamente al desarrollo del estado y del país, fue relegado a las sombras por aquellos que no veían en la política una vocación de servicio, sino un medio para el enriquecimiento personal.

El sexenio de Murillo Karam marcó el inicio de una era en la que el gobierno estatal se convirtió en un botín para unos cuantos. Los huichapenses, que alguna vez fueron fundamentales en el PRI, se encontraron marginados y desplazados. La traición fue doble: no solo fueron excluidos del partido, sino que su legado fue minimizado en favor de un proyecto de poder que priorizaba los intereses de unos pocos sobre el bienestar colectivo.

El Grupo Huichapan, sin embargo, no es un simple vestigio del pasado. AMLO, en sus discursos, ha recordado la contribución de este grupo al desarrollo del país y, en particular, de Hidalgo, la Ciudad de México y Quintana Roo. No hay que olvidar que un destacado miembro del grupo, Javier Rojo Gómez, fue precursor del reparto de tierras agrarias, llegando a ser gobernador de estos territorios y, en su momento, fue considerado como un presidenciable. Este reconocimiento a su labor histórica contrasta con el olvido al que fueron relegados por la cúpula neoliberal que se apoderó del PRI en Hidalgo.

Hoy en día, lo que sucedió con el Grupo Huichapan resuena con lo que ocurre con la izquierda en Hidalgo. Al igual que los huichapenses en su momento, la izquierda es bloqueada y discriminada por un sistema político que privilegia a los mismos de siempre. El capitalismo de cuates, instaurado en Hidalgo desde el sexenio de Murillo Karam, sigue vigente. Un grupo de políticos corruptos, junto con sus prestanombres y empresarios afines, continúan apropiándose del gobierno, manteniendo el control de los recursos y perpetuando un sistema que sigue excluyendo a quienes buscan un cambio verdadero.

La historia reciente de Hidalgo es un recordatorio de cómo la política, cuando se pone al servicio de unos pocos, traiciona a quienes realmente construyeron el estado. El Grupo Huichapan es un ejemplo de esa traición, pero también de la resistencia frente a un sistema que sigue apostando por el capitalismo de cuates. Es hora de que, como sociedad, exijamos un cambio y reconozcamos a aquellos que realmente han trabajado por el bienestar de Hidalgo, sin dejar que la corrupción y el amiguismo sigan siendo la norma.

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