Gargamel busca la secretaría de gobierno de Hidalgo



Jorge Montejo.

En el hermoso estado de Hidalgo, cuna de grandes traiciones y, claro, del capitalismo de cuates, un selecto grupo de políticos ha encontrado la fórmula mágica para volverse millonarios. ¿El secreto? No es la innovación, ni el trabajo duro, sino algo mucho más simple: rodearse de prestanombres y empresarios corruptos, todos ellos bien protegidos bajo el manto del poder. ¡Qué inspirador!

Por supuesto, ninguna trama de éxito estaría completa sin los medios chayoteros, esos incansables héroes de la pluma y la pantalla, siempre dispuestos a repetir el discurso oficial como si fueran un coro celestial. Estos medios no solo hablan bien del gobierno, sino que lo hacen con tal devoción que uno pensaría que están componiendo una sinfonía épica. Sin embargo, parece que el gobernador Menchaca ha tenido la osadía de cambiar la melodía y les ha ido quitando su bien merecido chayote. ¡Qué atrevimiento! Reconozcamos que esta rebelión del gobernador ha dejado a algunos de estos fieles servidores un tanto irritados. ¡Ay, la ingratitud del poder!

En este encantador drama, Fayad, siempre tan ingenioso, sigue teniendo a su disposición a medios de comunicación como Effetá, que, como un leal caballero, nunca se ha atrevido a tocarlo ni con el pétalo de una rosa. Al final del día, en Hidalgo, la política sigue siendo un espectáculo digno de aplausos, risas y, claro, uno que otro chayote. ¡Viva el capitalismo de cuates!

Por lo anterior, desde las cloacas más profundas del gobierno de Hidalgo, se rumorea que ciertos medios están enfadados porque Menchaca no les ha pagado su chayote a tiempo. Ahora, eso sí que es digno de admiración. Quizás, en un futuro no muy lejano, los chayoteros tendrán que ganarse la vida haciendo... periodismo de verdad.

Y mientras todo esto ocurre, en el gran teatro de la política hidalguense, el siempre astuto Osorio Chong no ha perdido el tiempo. Su última jugada maestra: impulsar a su fiel escudero, Gargamel Castrejón, para la secretaría de gobierno de Hidalgo. Por supuesto, la idea es desplazar a Guillermo Olivares Reyna, un abogado que, para desgracia de los viejos lobos del poder, no forma parte del célebre "Grupo Hidalgo". A diferencia de otros, Olivares Reyna parece tener la osadía de intentar una política diferente, algo que, por supuesto, no cae bien entre los veteranos del capitalismo de cuates.

Sin embargo, los planes de Gargamel y compañía parecen estar un poco oxidados. No solo porque no han logrado su objetivo de derrocar a Olivares Reyna, sino porque tampoco han podido cumplir con la promesa de AMLO de reabrir El Mexe en su totalidad, aquella escuela normal rural cerrada en tiempos del mismísimo Osorio Chong. Ah, pero qué se le va a hacer, al parecer cumplir promesas no es tan fácil como seguir órdenes.