Alonso Quijano
A ocho semanas del inicio del nuevo sexenio, ninguno de los expriistas que se unieron a la autollamada Cuarta Transformación han sido llamados a integrarse al gabinete de la próxima presidenta de la República, Claudia Sheinbaum. Personajes como Alejandro Murat y Jorge Carlos Ramírez Marín ya tienen asegurado un lugar en la próxima Legislatura del Congreso de la Unión, pero hasta ahora no hay señales de que estén en los planes de integrarse al gobierno federal.
Nos dicen que dentro de Morena existe una fuerte corriente de opinión que sostiene que antes de premiar a expriistas de reciente filiación a Morena o el Partido Verde, se debe considerar a los morenistas fundadores del movimiento de transformación. Esta postura refleja una tensión interna entre los veteranos de Morena y los recién llegados del PRI, que buscan posicionarse en el nuevo escenario político.
La discusión se centra en si el salto del priismo al morenismo será suficiente para asegurarles un cargo de buen nivel en el gobierno del segundo piso de la 4T, o si tendrán que conformarse con servir desde el Legislativo y hacer méritos para ser aceptados por los grupos duros de Morena. Esta situación plantea un dilema sobre la lealtad y el compromiso con los principios de la Cuarta Transformación, y si los expriistas podrán integrarse plenamente en este nuevo proyecto político.
El tiempo dirá si estos personajes logran ganar la confianza necesaria para ser considerados en futuros nombramientos o si su camino en la 4T estará limitado a su participación legislativa. La integración de figuras políticas con diferentes trayectorias y lealtades representa un desafío para el nuevo gobierno de Sheinbaum, quien deberá equilibrar la inclusión y la cohesión dentro de su administración.