Gatopardismo en la 4T Hidalguense


Morena conserva los privilegios del pasado

Julio Gálvez

En Hidalgo, el capitalismo de cuates ha echado raíces profundas, consolidando un sistema en el que un grupo reducido de políticos ha tomado control del gobierno para enriquecerse al amparo del poder. Estos políticos, a través de prestanombres y empresarios corruptos, han creado una clase privilegiada donde la riqueza se distribuye siempre entre las mismas manos, bloqueando así cualquier intento de libre mercado y competencia.

Este esquema de poder, similar al que se observa en regímenes como el de Venezuela, asegura que, sin importar el partido político, el gobierno controle los sectores productivos de la sociedad, manteniendo a la mayoría de la población dependiendo del gobierno. Un ejemplo claro es el sector de taxis en Hidalgo, donde empresas como Uber son excluidas del mercado, ya que un solo político puede acumular hasta más de 30 concesiones de taxi. De este modo, el sector del transporte opera bajo un monopolio controlado por la clase política, al igual que sucede con las notarías, que son repartidas entre los amigos del gobernador en turno.

Para mantener la legitimidad de este sistema, el gobierno de Hidalgo se apoya en los medios chayoteros, aquellos que en su momento elogiaban al PRI y ahora hacen lo propio con Morena. Estos medios, impulsados por intereses económicos, son financiados por el gobierno del estado para reproducir el discurso oficial y legitimar este capitalismo de cuates. El resultado es que el poder y el dinero se mantienen dentro de las mismas familias, independientemente del cambio de partido.



A pesar de la promesa de transformación con la llegada del gobierno de Morena en Hidalgo, el gatopardismo se ha impuesto. Empresarios como Juan Carlos Martínez, favorecidos por el régimen priista de Omar Fayad, siguen obteniendo contratos millonarios bajo el nuevo gobierno. Un claro ejemplo es el negocio de los desayunos del DIF, donde la empresa del hermano del exdirector del archivo general de notarías de Fayad ha recibido contratos millonarios para proveer los desayunos escolares.

Además, líderes de izquierda como Francisco Patiño y Pablo Vargas han sido neutralizados con puestos de bajo perfil en el gobierno estatal, en un intento por desactivar el movimiento de izquierda en Hidalgo, para que los oportunistas puedan quedarse con el poder.

El pueblo hidalguense es engañado con la promesa de una transformación, mientras el gobierno se esfuerza por conservar los intereses de los potentados. Los mismos políticos de siempre, ahora camuflados en Morena, siguen controlando el poder con la complicidad del gobierno. Así, el grupo Hidalgo ha logrado mantener sus privilegios, perpetuando un sistema que se presenta como una cuarta transformación, pero que en realidad es más de lo mismo.

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En la foto vemos a los lacayos de Omar Fayad, barberos de Menchaca, brincando a Morena, como si por ellos se hubiera ganado Hidalgo y no por AMLO; sin embargo, hicieron negocios al amparo del poder a costa del voto de la gente.

De igual forma observamos en la segunda fotografía al encargado de la comunicación social del gobierno de Hidalgo junto con Roberto Rock, dueño de la Silla Rota y gran periodista de la 4T, cercano al pueblo 😂