Julio Gálvez
China ha asegurado que no intervendrá en las decisiones políticas de México, reafirmando su compromiso de seguir adelante con sus inversiones en el país, especialmente en el contexto del nearshoring. Esta estrategia, que implica la relocalización de cadenas de producción a países cercanos a los mercados principales, ha beneficiado notablemente a México debido a su proximidad con Estados Unidos, el mayor consumidor de productos chinos en el mundo.
En una reunión reciente, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y funcionarios chinos discutieron la relación comercial entre ambos países, en medio de la creciente tensión entre México, Estados Unidos y Canadá por la reforma del poder judicial propuesta por AMLO. A pesar de este entorno político complejo, los representantes chinos manifestaron su intención de fortalecer las inversiones en México, subrayando que la coyuntura política con Estados Unidos no influye en sus decisiones económicas.
Uno de los principales focos de la reunión fue el Tren Transístmico, un proyecto clave en el marco del nearshoring que permitiría que las mercancías chinas crucen de manera eficiente del océano Pacífico al Golfo de México a través de un tramo ferroviario de 200 kilómetros. Este proyecto busca ofrecer una alternativa al Canal de Panamá, acelerando el acceso de los productos chinos a los mercados de Estados Unidos y Europa.
Durante el sexenio de AMLO, la presencia de inversiones chinas en México ha sido significativa, consolidando al país como uno de los mayores beneficiarios del nearshoring en la región. Un claro ejemplo de esto es la Cámara de Comercio de México-Hong Kong, donde China HomeLife reportó a finales de 2023 que más de 3,000 empresas asiáticas ya se habían instalado en México gracias al fenómeno de relocalización de cadenas de suministro.
Datos de CBRE México refuerzan esta tendencia, revelando que la demanda de naves industriales por nearshoring alcanzó casi 1.7 millones de metros cuadrados en 2023, un aumento del 5% en comparación con el año anterior. De este total, las inversiones chinas representaron el 40% de la demanda acumulada, superando a las inversiones de Estados Unidos, que solo alcanzaron el 22%.
El avance del Plan C, y las posibles implicaciones de la reforma judicial, han generado preocupación en el sector empresarial, donde se teme que el triunfo del plan derive en un nearshoring de baja intensidad debido a los desencuentros con Estados Unidos y Canadá. Las críticas de los embajadores de ambos países en torno a la reforma podrían llevar a una reorientación de sus intereses comerciales hacia otras naciones, dejando a México en una posición más vulnerable.
Sin embargo, China ha dejado claro que su interés en México no se verá afectado por estos cambios políticos internos. Los funcionarios chinos aseguraron que su país ha logrado grandes resultados invirtiendo en naciones con diversos regímenes de gobierno, y que la próxima reforma judicial en México no es un factor determinante en su relación comercial.
Esta postura refuerza la estrategia de China de consolidarse como un socio económico clave para México, en un momento en que la relación con Estados Unidos enfrenta nuevos desafíos. Con el nearshoring como motor, las inversiones chinas continúan ofreciendo una vía sólida para el desarrollo económico de México, incluso en un contexto de tensión política regional.
En una reunión reciente, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y funcionarios chinos discutieron la relación comercial entre ambos países, en medio de la creciente tensión entre México, Estados Unidos y Canadá por la reforma del poder judicial propuesta por AMLO. A pesar de este entorno político complejo, los representantes chinos manifestaron su intención de fortalecer las inversiones en México, subrayando que la coyuntura política con Estados Unidos no influye en sus decisiones económicas.
Uno de los principales focos de la reunión fue el Tren Transístmico, un proyecto clave en el marco del nearshoring que permitiría que las mercancías chinas crucen de manera eficiente del océano Pacífico al Golfo de México a través de un tramo ferroviario de 200 kilómetros. Este proyecto busca ofrecer una alternativa al Canal de Panamá, acelerando el acceso de los productos chinos a los mercados de Estados Unidos y Europa.
Durante el sexenio de AMLO, la presencia de inversiones chinas en México ha sido significativa, consolidando al país como uno de los mayores beneficiarios del nearshoring en la región. Un claro ejemplo de esto es la Cámara de Comercio de México-Hong Kong, donde China HomeLife reportó a finales de 2023 que más de 3,000 empresas asiáticas ya se habían instalado en México gracias al fenómeno de relocalización de cadenas de suministro.
Datos de CBRE México refuerzan esta tendencia, revelando que la demanda de naves industriales por nearshoring alcanzó casi 1.7 millones de metros cuadrados en 2023, un aumento del 5% en comparación con el año anterior. De este total, las inversiones chinas representaron el 40% de la demanda acumulada, superando a las inversiones de Estados Unidos, que solo alcanzaron el 22%.
El avance del Plan C, y las posibles implicaciones de la reforma judicial, han generado preocupación en el sector empresarial, donde se teme que el triunfo del plan derive en un nearshoring de baja intensidad debido a los desencuentros con Estados Unidos y Canadá. Las críticas de los embajadores de ambos países en torno a la reforma podrían llevar a una reorientación de sus intereses comerciales hacia otras naciones, dejando a México en una posición más vulnerable.
Sin embargo, China ha dejado claro que su interés en México no se verá afectado por estos cambios políticos internos. Los funcionarios chinos aseguraron que su país ha logrado grandes resultados invirtiendo en naciones con diversos regímenes de gobierno, y que la próxima reforma judicial en México no es un factor determinante en su relación comercial.
Esta postura refuerza la estrategia de China de consolidarse como un socio económico clave para México, en un momento en que la relación con Estados Unidos enfrenta nuevos desafíos. Con el nearshoring como motor, las inversiones chinas continúan ofreciendo una vía sólida para el desarrollo económico de México, incluso en un contexto de tensión política regional.