Alonso Quijano.
Las bolsas de valores de México concluyeron nuevamente a la baja el viernes, aunque a menor ritmo que en las primeras horas de operaciones, como continuidad de una tendencia negativa a la que ahora se sumaron preocupaciones sobre la economía estadounidense. Al final de la jornada, el S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) perdió 0.33% para cerrar en 52,242.38 puntos, mientras que el FTSE-BIVA, el índice más representativo de la Bolsa Institucional de Valores (Biva), bajó 0.31% para ubicarse en 1,067.71 enteros.
Los indicadores registraron su cuarta baja de la semana, con lo que el rendimiento de los cinco días fue negativo por poco más de 1 por ciento. En este sentido, la semana pasó a ser la tercera consecutiva de pérdidas. Durante el intradía, las canastas accionarias cotizaron en su menor nivel desde el 3 de junio; no obstante, al desacelerar las pérdidas, concluyeron con su puntaje más bajo en un mes.
Los inversionistas pudieron tomar en cuenta que la inversión fija bruta de México ligó cinco meses de crecimiento, mientras que el consumo privado retrocedió por segundo mes consecutivo. Además, la tasa de desempleo en el país subió ligeramente a 2.7% en junio, manteniéndose cerca de mínimos históricos. El mercado también evalúa el impacto de la aprobación de las primeras cuatro reformas constitucionales propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador en materia de pensiones, vivienda, salario mínimo y apoyo a jóvenes. Estas reformas fueron respaldadas por la próxima mandataria, Claudia Sheinbaum, y aprobadas por la Comisión de Puntos Constitucionales de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
En medio de este contexto bursátil adverso, el peso mexicano ha alcanzado su valor más bajo en los últimos dos años tras superar durante la noche del domingo y la madrugada de este lunes las 20 unidades por dólar. La moneda mexicana ha sufrido una fuerte depreciación auspiciada por la especulación de los inversores estadounidenses, que han intensificado la venta de activos. De fondo, el temor a que la Reserva Federal mantenga las altas tasas de interés hasta septiembre y provoque un enfriamiento de la mayor economía del mundo, que ha entrado en riesgo de recesión. El terremoto financiero se ha sentido con fuerza en las bolsas de todo el mundo.
La noche del domingo, el peso mexicano cotizó brevemente a 20.21 unidades por dólar, su peor desempeño desde finales de 2022. La caída fue de más del 2%, lo que se ha convertido en la peor depreciación de la moneda desde la que ocurrió el día posterior a las elecciones en las que Morena arrasó. Tras superar la barrera de las 20 unidades por dólar, el peso ha ganado terreno poco a poco hasta estabilizarse en los 19.58 al último cierre, a las 8:45 de la mañana.
La volatilidad comenzó en Japón, cuando los operadores del mercado asiático reaccionaron a un informe del dato de empleo en EE. UU. publicado el viernes, que mostró que el país norteamericano solo había creado 114,000 puestos de trabajo en julio, por debajo de los 175,000 previstos. El nivel de desempleo es el mayor en casi tres años, lo que se interpretó por los mercados como un riesgo de recesión económica y un posible cambio en la política monetaria del banco central estadounidense, la Reserva Federal. Inversionistas temen que la Fed mantendrá las tasas de interés entre el 5.25% y 5.50% hasta septiembre, lo que podría frenar la mayor economía del mundo. El índice Nikkei cayó 12.4%, su mayor caída diaria del índice en su historia, mayor incluso que el desplome del “Lunes Negro” en octubre de 1987.
La moneda mexicana es la más líquida y la más profunda entre mercados emergentes, por lo que suele reaccionar con mayor volatilidad. En este caso, una desaceleración o recesión económica en EE. UU. impactará directamente a la economía mexicana, su principal socio comercial. Además, muchos operadores vendieron sus posiciones en pesos mexicanos para comprar instrumentos en yenes japoneses, moneda que surge ahora como una alternativa más segura.
La salida masiva de activos ha provocado que el Nasdaq Composite, uno de los principales índices bursátiles estadounidenses, abriera este lunes con una caída del 6.2%. El terremoto financiero se extendió a los mercados de todo el mundo. La Bolsa Mexicana de Valores ha retrocedido un 1.29%, mientras que el S&P cayó 3.7% y, en España, el Ibex tuvo su mayor caída en 17 meses antes de recuperar algo de terreno.
Analistas financieros han advertido que el resto del año podría ser de gran volatilidad en los mercados, ya que se espera una reñida elección presidencial en EE. UU. entre Donald Trump y Kamala Harris. Trump ha propuesto un arancel universal de 10% a todas las importaciones a EE. UU., como medida para impulsar la manufactura nacional. La medida afectaría el comercio global, y de manera particular, a la industria mexicana.
Este panorama refleja un contexto económico y financiero altamente volátil, donde factores internos y externos se combinan para generar incertidumbre en los mercados y presión sobre la moneda mexicana.