Doble Juego de México en las Relaciones Comerciales con Estados Unidos y China



Julio Gálvez

La estrategia comercial de México bajo el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha suscitado críticas por un aparente doble juego en las relaciones con Estados Unidos y China. Esta táctica recuerda la histórica negociación de Benito Juárez con Estados Unidos para contrarrestar la intervención francesa en México. A medida que el mandato de AMLO se acerca a su fin, surgen paralelismos con estas maniobras estratégicas del pasado.

Por un lado, AMLO ha intentado formar y organizar a los países centroamericanos y sudamericanos para consolidar un bloque capaz de negociar en mejores condiciones con Estados Unidos. Este esfuerzo busca fortalecer la unión de los Estados Americanos frente al crecimiento del BRICS, una alianza económica emergente que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

De igual forma, el gobierno de AMLO ha solicitado la revisión del T-MEC en respuesta a la preocupación creciente sobre la permisión de la entrada de productos chinos que afectan negativamente a las economías de Estados Unidos y Canadá. Esta revisión se enfoca en abordar los desequilibrios comerciales y asegurar que las políticas comerciales de México no perjudiquen a sus socios del tratado. La entrada masiva de productos chinos ha generado tensiones, subrayando la necesidad de ajustes en el acuerdo para proteger las industrias locales y mantener la competitividad regional.

Sin embargo, por otro lado, México ha permitido, gracias al fenómeno del nearshoring, la entrada de fábricas chinas, especialmente en el sector automotriz. Este movimiento ha tenido un impacto significativo en la economía de Estados Unidos, ya que muchas empresas han trasladado sus operaciones a México para aprovechar la proximidad al mercado estadounidense y los costos laborales más bajos.

Además, el Tren Transístmico, una ambiciosa obra de infraestructura promovida por AMLO, busca sustituir el Canal de Panamá. Este tren pretende facilitar el tránsito de productos chinos desde el océano Pacífico hasta el Golfo de México, reduciendo el tiempo y los costos de transporte hacia los mercados norteamericanos y europeos. Esta iniciativa amenaza los intereses económicos de Estados Unidos, ya que podría inundar el país con mercancías chinas, desafiando la competitividad de los productos locales y subvirtiendo los objetivos del T-MEC.

La estrategia de AMLO, que por un lado busca acercarse a Estados Unidos y fortalecer las relaciones comerciales dentro del marco del T-MEC, mientras por el otro fomenta la entrada de inversión y productos chinos, ha sido vista como una doble jugada. Esta postura podría tener consecuencias significativas para la economía estadounidense, al contribuir a la saturación del mercado con productos chinos, en detrimento de la producción local.

Este doble juego político de AMLO puede ser peligroso, ya que podría deteriorar las relaciones con Estados Unidos, uno de los principales socios comerciales de México. La dependencia mutua en términos de comercio y empleo podría verse comprometida, generando tensiones económicas y diplomáticas.

No obstante, esta estrategia también puede ser benéfica para la economía de México. Al atraer inversión extranjera y diversificar sus relaciones comerciales, México podría fortalecer su economía, crear empleos y reducir su dependencia de un solo mercado. Además, el incremento en la producción local y la atracción de nuevas industrias podrían impulsar el desarrollo económico del país.

En resumen, la política comercial de México bajo el gobierno de AMLO refleja un complejo juego de equilibrios entre las dos potencias económicas más grandes del mundo. Si bien intenta fortalecer su posición y la de sus aliados en América, también facilita el acceso de China a mercados clave, poniendo en riesgo su relación con Estados Unidos. 

Esta ambivalencia plantea interrogantes sobre las verdaderas prioridades y lealtades de México en el escenario global, pero por el otro lado, también genera oportunidades económicas, inversión extranjera y empleos locales, situación que surge a través de este doble juego maestro.