La jugada maestra de la mafia del poder hidalguense.



Jorge Montejo.

En el paisaje político de Hidalgo, la mafia del poder sigue demostrando su destreza para mantenerse en el control, incluso bajo el manto del movimiento de Morena. Con personajes clave como Osorio Chong y Marco Rico infiltrados estratégicamente en el partido, la hoja de ruta está clara: allanar el camino para que Nuvia Mayorga se convierta en la próxima gobernadora en el periodo de 2 años.

La estrategia es clara y efectiva. La mafia del poder hidalguense ha puesto en marcha un plan para desgastar políticamente a Simey Olvera, una figura cuya soberbia la mantiene atrapada en su pequeña burbuja política. Olvera, ciega a la realidad más amplia y compleja, se convierte en un blanco fácil para aquellos que buscan minar la fuerza de la izquierda en la región.

Con una izquierda debilitada y fragmentada, el siguiente movimiento es inevitable: un desgaste provocado a Simey Olvera, diseñado para neutralizar cualquier resistencia significativa y dejar el camino libre para Nuvia Mayorga. Esta maniobra no es solo un golpe a un adversario político, sino una muestra del control implacable que la mafia del poder ejerce sobre el destino político de Hidalgo.

La jugada es una obra maestra de manipulación política. Al desgastar a Olvera y dividir a la izquierda, se crea un escenario ideal para que Mayorga, respaldada por los mismos actores que han dominado la política hidalguense durante décadas, emerja como la candidata indiscutible. El resultado es una aparente transformación que en realidad esconde la continuidad del poder en manos de los mismos de siempre.



El público, observando esta dinámica con una mezcla de incredulidad y resignación, puede ver cómo la promesa de cambio se desvanece en un juego de poder donde los verdaderos actores no han cambiado. El futuro de Hidalgo parece destinado a seguir bajo el control de la mafia del poder, que ha perfeccionado el arte de la infiltración y la manipulación para mantener sus privilegios intactos.

En conclusión, la estrategia es tan brillante como cínica: desgastar, dividir y conquistar. Con la izquierda en desbandada y Simey Olvera neutralizada, Nuvia Mayorga se presenta como la inevitable sucesora, asegurando que el poder siga donde siempre ha estado, sin importar las apariencias de transformación y cambio.

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Los morenistas ahora van a tener que aplaudirle a Nuvia.