Enrique Alfaro se lava las manos tras acusaciones de fraude electoral en Jalisco.



Alonso Quijano

En una magistral jugada de auto-preservación, Enrique Alfaro Ramírez, el gobernador de Jalisco, ha encontrado una salida momentánea para "aclarar la mente" tras las acusaciones de fraude electoral que rodean su mandato. Con una impecable habilidad para eludir responsabilidades, Alfaro ha solicitado una licencia de 15 días para reorganizar su vida y su futuro, mientras deja el timón en manos de su secretario de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza.

En un mensaje lacónico y sin pizca de ironía, Alfaro informó a través de sus redes sociales su necesidad de un respiro. "Necesito unos días para acomodar muchas cosas hacia el final del gobierno, necesito reorganizar temas para actividades que voy a realizar en lo profesional, en lo académico y, por supuesto, en mi vida personal", declaró, haciendo gala de su capacidad para encontrar tiempo personal en medio de una tormenta política.

El contexto no podría ser más oportuno. Alfaro, que ha navegado su sexenio entre conflictos internos y una constante confrontación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, también enfrenta una relación deteriorada con su propio partido, Movimiento Ciudadano. La definición de la candidatura presidencial, su incompatibilidad con el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y un distanciamiento con el líder moral partidista, Dante Delgado, han erosionado su base política.

En las últimas semanas, Alfaro había anunciado su intención de retirarse de la vida pública al concluir su mandato, una declaración que ahora parece estar en el aire mientras reflexiona sobre sus 25 años de carrera política. "No es una decisión fácil", admitió, dejando abierta la puerta a futuras aventuras políticas.

Durante su breve ausencia, Enrique Ibarra Pedroza asumirá la responsabilidad de la gobernatura, mientras Alfaro se prepara para volver "a todo vapor" y cerrar grandes proyectos para Jalisco. "Estaré ausente estos días y nos vemos en dos semanas para cerrar a todo vapor, para concluir grandes proyectos que vienen para Jalisco y para cumplir hasta el final nuestra responsabilidad al frente del gobierno de nuestro estado", prometió, en un esfuerzo por mantener la apariencia de normalidad y control.

Así, entre la meditación y la estrategia política, Enrique Alfaro se toma un respiro, demostrando una vez más su habilidad para maniobrar en las turbulentas aguas de la política mexicana.