#Opinión | Jorge Montejo.
¡Ah, el espíritu festivo de Ángel Tenorio! Recientemente, ha sido el alma de todas las fiestas y posadas, retratado con una sonrisa digna de un GPI. Pero, ¿Qué hay detrás de esa cara alegre y siempre presente en los eventos? Resulta que Tenorio no solo sabe disfrutar de una buena fiesta, sino que también tiene un talento oculto para ayudar a los priistas a infiltrarse en el movimiento de AMLO. ¡Qué versatilidad!
Desde la administración anterior de Omar Fayad, con su infalible secretario de gobierno, Simón Vargas, hemos visto cómo se coptó a diversos diputados. En lugar de legislar, estos honorables representantes del pueblo decidieron dedicarse a venderse y realizar jugosas obras públicas en sus municipios. Porque, claro, ¿quién necesita leyes cuando puedes tener un buen contrato de obra pública?
Es particularmente conmovedor el caso de nuestra querida diputada Lisset Marcelino, quien, según rumores, se compró un rancho en esos tiempos. Esos fondos que, por supuesto, nadie se tomó la molestia de fiscalizar. ¡Qué sorpresa! Tal vez, en algún rincón de su rancho, hay un monumento dedicado a la transparencia y la rendición de cuentas.
Ángel Tenorio y Lisset Marcelino son el dúo dinámico que siempre ha apoyado al grupo político de Omar Fayad para infiltrarse en Morena, excluyendo a las bases de izquierda. Porque, seamos honestos, ¿quién necesita a esos molestos izquierdistas cuando puedes tener una fiesta con tus amigos priistas infiltrados?
Estos diputados son verdaderos ejemplos del grupo de políticos inservibles de la 4T que el Fisgón creó. Aunque, seamos justos, el Fisgón no se molestó en formar a nadie dentro del instituto de formación política en seis años. En lugar de eso, continúan recibiendo a expriistas en Hidalgo, junto con sus pupilos como Tenorio, quien solo sabe andar haciéndole la barba al poder. ¡Qué talento innato!
Finalmente, hemos descubierto la verdad: Ángel Tenorio pertenece al GPI, ese grupo político que traicionó al PRI para brincar a Morena en la búsqueda del poder por el poder, en lugar de formar a sus propios cuadros de las bases. ¡Qué revelación! Ahora podemos dormir tranquilos sabiendo que nuestras fiestas están en buenas manos y que nuestros representantes están dedicados a lo que realmente importa: ellos mismos.