La vida ultraconectada de la sociedad moderna genera un exceso de comparaciones y deja al cerebro en un modo que nunca desconecta. Un especialista explica sus efectos en el organismo.
Spadini explica que ciertas características dan cuenta de la ansiedad digital y ayudan a conceptualizarla.
“Entre ellas, el Fomo (Fear of Missing Out), que es el miedo a perderse información o acontecimientos importantes, a “quedarse fuera”; la presión por la disponibilidad constante; la comparación social, que lleva a sentimientos de insuficiencia y baja autoestima; el riesgo de exposición social y pérdida de estatus social; y la sobrecarga de información en forma de exceso de estímulos que dificulta la concentración y aumenta el estrés”, explica el psiquiatra.
¿DE QUÉ MANERA LAS
REDES SOCIALES PROVOCAN MÁS ANSIEDAD?
“Todos podemos ver claramente estos efectos, y los estudios científicos sobre el tema corroboran esta impresión”, comenta el psiquiatra brasileño al referirse a varios documentos que se han publicado en los últimos años.
"La inmediatez y disponibilidad constante de estas formas de comunicación generan mucha ansiedad, frustración (por expectativas poco realistas), comparaciones, etcétera. Hay evidencias de que su uso frecuente está directamente relacionado con una mayor ansiedad", asegura.
Pero el experto advierte que las redes sociales se encuentran entre los factores desencadenantes de la ansiedad: “Esta correlación es multifactorial y existe una enorme variabilidad individual”, aclara.
¿UNA DESINTOXICACIÓN
DE LAS REDES SOCIALES AYUDA A PREVENIR LA ANSIEDAD DIGITAL?
Aunque no es “necesariamente perjudicial”, Spadini advierte que el consumo excesivo de contenidos de las redes sociales pueden perjudicar a las personas.
“Cualquiera que note que se está excediendo y empiece a sentir los efectos del estrés y la ansiedad, sin duda necesita pensar en medidas para restablecer un equilibrio, una relación más sana con el mundo digital”, sugiere el especialista.
“Algunos de los consejos más sencillos son: establecer horarios para determinadas actividades (por ejemplo, responder a mensajes o correos electrónicos solo a horas fijas); desactivar las notificaciones estándar; hacer pausas programadas en el trabajo; y asegurarse de tener una rutina más saludable, con tiempo dedicado al ejercicio físico, la meditación, los paseos al aire libre, por ejemplo”, recomienda.