Alonso Quijano.
En un movimiento que ha generado controversia y descontento dentro de Morena, el grupo liderado por Mario Delgado, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal ha acaparado las principales posiciones políticas, desplazando a las bases del partido y a los sectores de izquierda que dieron origen a la Cuarta Transformación (4T). Este reparto de poder, que favorece a exmilitantes del PRI y el PAN, ha sido percibido por muchos como una traición a los principios fundacionales de Morena.
La situación se ha intensificado con el relegamiento de Gerardo Fernández Noroña, un destacado líder de izquierda, quien ha sido marginado del gabinete de Claudia Sheinbaum. A pesar de su fuerte respaldo entre las bases del partido, Noroña ha sido excluido en favor de figuras como Ebrard y Monreal. Este último, que ni siquiera se encontraba entre los primeros lugares en las primarias de Morena, ha sido nombrado coordinador de los diputados, mientras que Ebrard ha asegurado un puesto en el gabinete a través de acuerdos internos, dejándole a Adán Augusto López la coordinación de los senadores.
El favoritismo hacia estos políticos ha generado una percepción de que la 4T está abriendo sus puertas a prianistas, diluyendo así los principios de izquierda que originalmente definían al movimiento. Esta estrategia, aparentemente diseñada para contener el crecimiento de Noroña, podría resultar contraproducente. Las bases de Morena, al sentirse desplazadas y traicionadas, podrían volcar su apoyo hacia Noroña, fortaleciéndolo aún más como una figura de resistencia y autenticidad dentro del partido.
Además, las declaraciones justificativas y las maniobras políticas utilizadas para dejar fuera a Noroña han sido vistas como “maromas” por muchos, lo que solo ha servido para aumentar la indignación y el resentimiento entre los militantes de izquierda. Si la intención de la 4T es realmente impedir el ascenso de Noroña, estas acciones podrían lograr justo lo contrario, al consolidar su imagen como un líder genuino y comprometido con los principios originales de la Cuarta Transformación.
Este escenario plantea un reto significativo para Morena y para Claudia Sheinbaum, ya que mantener la cohesión y la unidad dentro del partido será crucial para enfrentar los desafíos políticos venideros. La esperanza de muchos es que se reconozca y se valore el papel de los líderes auténticos de izquierda, permitiendo así que la 4T continúe avanzando con integridad y fidelidad a sus ideales fundacionales.