El Grupo Atlacomulco se prepara para continuar haciendo negocios al amparo del poder.
Alonso Quijano.
En un giro que muchos consideran una traición a sus bases de izquierda, Morena continúa sumando a decenas de chapulines a sus filas, desplazando así a los militantes que históricamente han apoyado al partido. Esta tendencia, impulsada por la candidatura de Claudia Sheinbaum, parece encaminada a transformar a Morena en una versión renovada del viejo PRI, donde el negocio de unos pocos se antepone al bienestar del pueblo.
El más reciente ejemplo de esta metamorfosis política es la incorporación de Alejandra Del Moral Vela, excandidata del PRI-PAN-PRD a la gubernatura del Estado de México, quien anunció su renuncia al PRI para unirse a Morena. "Reflexionamos sobre el futuro de nuestro país y encontramos más coincidencias que diferencias", declaró Claudia Sheinbaum tras su reunión con Del Moral, subrayando la sorprendente compatibilidad entre sus visiones políticas.
Este movimiento no es un hecho aislado. Cada vez es más evidente que Morena está dispuesto a abandonar sus principios fundacionales en favor de un pragmatismo político que busca sumar fuerzas a toda costa, sin importar el origen o la trayectoria de los nuevos miembros. Esta estrategia de absorción indiscriminada ha generado descontento entre los militantes de izquierda, quienes ven cómo su espacio se reduce en un partido que, originalmente, prometía ser una verdadera alternativa a los modelos neoliberales predominantes.
La figura de Claudia Sheinbaum, una vez vista como una defensora de los ideales progresistas, ahora encabeza un partido que avanza rápidamente hacia el neoliberalismo, reflejando el destino que una vez sufrió el PRI. En su afán de consolidar poder, Morena parece dispuesto a repetir los errores del pasado, donde las alianzas políticas y los intereses económicos de unos cuantos dominaron la agenda, olvidando las necesidades del pueblo.
Este proceso de transformación neoliberal no solo implica un cambio de cara, sino una renuncia a los principios que alguna vez distinguieron a Morena. El partido que surgió como una respuesta a la corrupción y al neoliberalismo rampante, ahora abre sus puertas a figuras del viejo régimen, priorizando las conveniencias políticas por encima de la coherencia ideológica.
La inclusión de figuras como Alejandra Del Moral es una señal clara de hacia dónde se dirige Morena bajo la batuta de Sheinbaum. La narrativa de "coincidencias" y "reflexión conjunta sobre el futuro" oculta una verdad más cruda: la falta de una ideología clara y un compromiso real con los principios que alguna vez prometieron representar.
En resumen, Morena, bajo la dirección de Claudia Sheinbaum, está en peligro de convertirse en un espejo del PRI neoliberal. La inclusión de políticos de todos los colores y la marginación de sus bases de izquierda muestran un partido que está dispuesto a sacrificar sus ideales fundacionales por el poder y la influencia. El desafío para Morena es ahora recuperar su rumbo y demostrar que aún puede ser la fuerza del cambio que prometió ser, antes de que sea demasiado tarde.
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Pd. Intentan construir un segundo piso del movimiento de AMLO sobre las ruinas políticas que tanto criticaron.