Dependencia.

Parte 1

Andrea Jassán 

Hay personas que no entienden por qué las mujeres no se alejan de las relaciones violentas o abusivas. En esta columna explico el ciclo de la violencia, sin embargo, al ser muy extenso el tema lo voy a dividir en dos partes.

Seguramente has oído situaciones como estas:

“El otro día en la calle estaba un “hombre” jaloneando y empujando a una mujer, claramente era su pareja, además de insultarla verbalmente.  Yo fuí a defenderla.  De pronto la mujer violentada empezó a atacarme, a decir que no me metiera y que dejara en paz a su pareja.”

“Si no deja a ese “hombre” que la trata tan mal, es porque así le gusta vivir, le gusta que la maltraten.”

“No te quejes, en dónde vas a encontrar un hombre que te quiera y te de viajes, escuela para tus hijos, coche, ropa, etc. Si te grita, o insulta, o no se disculpa. No es tan grave, es normal.  Además, tú no eres una blanca paloma y tienes también lo tuyo”.

Hay muchas razones por las cuales estos incidentes se presentan en las relaciones de violencia o abuso. Para lograr entender o bien ser compasivos y empáticos con las mujeres, debemos conocer el ciclo de la violencia o abuso, así como también entender que las víctimas no están conscientes que viven en una trampa, una mentira, ellas creen que están en una relación normal y sana.

1. ACUMULACIÓN DE TENSIÓN.  

En esta fase que dura semanas o meses, la tensión va en aumento y la comunicación va disminuyendo. Los elementos predominantes son la violencia psicológica y emocional, el agresor manifiesta cada vez mayor irritabilidad, intolerancia y frustración, abusando verbalmente de su pareja: insulta, aísla, critica, humilla, responsabiliza de su estado de ánimo, cela, deja de hablar, discute, no te permite hablar, entre otras. Incluso pueden ocurrir incidentes “menores” de violencia.

Las víctimas sienten un peligro inminente y con frecuencia refieren que deben estar hiper alertas en lo que hacen y dicen, para tratar de anticipar el humor del abusador.

La mujer suele justificar la conducta agresiva con frases como: “yo lo provoque” o “me cela porque me quiere”. Familiares y amigos pueden negar o minimizar el peligro en esta etapa.

2 ESTALLIDO DE VIOLENCIA.

La tensión ha aumentado y finalmente estalla la violencia. Es un periodo explosivo e impredecible, que dura entre 24 y 72 horas.  Se pierde toda posibilidad de comunicación con el agresor y descarga su furia, producto del estado emocional del “hombre” o un evento externo, en vez de algo que la víctima haya hecho. Al término del incidente violento, es posible que el mismo agresor cure las lesiones de su víctima o la lleve al hospital argumentando que se trató de un accidente.

La víctima realiza acciones para sobrevivir al abuso.  Estas pueden incluir acciones legales o tratar de huir.

3 CALMA O LUNA DE MIEL.

El abusador pasa a un periodo de calma, que puede durar días, semanas o meses. Se inicia el periodo de reconciliación, el agresor se muestra arrepentido por la forma, no por el fondo,  puede mostrarse arrepentido, suplicante de perdón, y promete que esto nunca volverá a pasar.  Puede lucir vulnerable, causando en la víctima un sentimiento de culpa y responsabilidad por el bienestar del abusador.  La víctima quiere creer que es verdad, este ciclo es agotador y los hijos (si hay) pueden convertirse en cuidadores tomando la responsabilidad de mantener la paz.  Al principio familiares y amigos pueden recibir esta etapa queriendo creer que la violencia no volverá. 

Obviamente al principio de la relación es la luna de miel como en cualquier relación.  La diferencia entre una relación normal y una violenta, abusiva o tóxica, es que, en la segunda, todo es extremadamente intenso y con miras a pasar al siguiente nivel muy rápido, el periodo va entre el primer y sexto mes de la relación.

Por ejemplo, bombardeo de: chats, llamadas de teléfono, memes, canciones, fotos, likes, comentarios en redes sociales, poemas o frases románticas.  Vender la idea que son almas gemelas, nunca me había sentido así con nadie, querer presentar o ser presentado a toda la familia y amigos. Casarse o irse a vivir juntos.  Hacer negocios juntos.  Adquirir propiedades o bienes juntos.  Se venden como el “hombre” perfecto, te colman de regalos y atenciones para ti y los tuyos.

Pasada esta fase en la que el generador de violencia ya tiene asegurada a su víctima y ya logró que caiga en su trampa. Inicia el ciclo de violencia.  Debemos entender que el nivel o intensidad de la violencia va incrementando poco a poco.

Es como la fábula de la rana.

Si tú pones a una rana en agua hirviendo ésta dará un salto y se alejará de inmediato.  Pero si colocas a la misma rana en una olla con agua al tiempo, la calientas a fuego lento, estará cómoda y al aumentar la temperatura, estará cada vez más aturdida hasta que finalmente no esté en condiciones de salir, se quedará hasta morir lentamente.

Lo mismo sucede con el ciclo de violencia, cada una de sus etapas, va de menor a mayor grado de intensidad, como también el tiempo de duración, se alarga o acorta según sea el caso. Los generadores de violencia no tienen la intención de que saltes de la olla en ningún momento, ellos quieren tenerte ahí el mayor tiempo posible para que no te vayas nunca.   Así que jugarán el juego perverso de aflojar y estirar la liga sin que se rompa.

En el círculo de violencia, la víctima se cree responsable de la conducta de su pareja, desarrolla sentimiento de culpa y vergüenza por ser incapaz de terminar la relación.  Cree que evitará el daño callando, encubriendo, teniendo relaciones sexuales a su pesar y tolerando el maltrato reiterado.

Cuando la intensidad del ciclo es alta, la mujer empieza a entrar y salir de la relación.  Necesita muchos intentos para tomar la decisión final y salir definitivamente de la relación violenta.  Los sentimientos de culpa, inseguridad, preocupación por el bienestar de los niños (si los hay), y de la solvencia económica juegan un rol importante en el proceso de la toma de decisión.

Este ciclo de violencia genera en la víctima daños emocionales, psicológicos y físicos. Dentro del detrimento físico, hoy voy a escribir sobre uno del que se habla muy poco, la afección que ocasionan las sustancias químicas que segrega el cuerpo en el ciclo del abuso. Estas sustancias provocan una adicción involuntaria en la mujer.  

!!!¿QUÉ DIJO?!!!  ¡!!!!ADICCIÓN?!!!!!

Imagínate que tu pareja todos los días te prepara un jugo verde, obvio te lo tomas porque es sano, te lo prepara amorosamente, genera una rutina y hace que la relación crezca y se fortalezca.  Lo que no sabes es que secretamente el “hombre” le está poniendo una droga altamente adictiva.  Pero un bello día sin más, te deja de dar el jugo.  Por supuesto que no lo sabes, pero entras en un periodo de abstinencia y necesitas a como dé lugar que te den tu jugo, porque ya eres adicto a la droga, crees que es porque el jugo es sano, etc. etc. A partir de ese momento el jugo se convierte en la moneda de cambio. Y en algo que no puedes dejar y no sabes porque y ni siquiera el que tú te preparas te ayuda a saciar la abstinencia.

Lo mismo sucede con las sustancias químicas que genera el cuerpo al estar sufriendo de abuso, producen una adicción involuntaria a la víctima. ¡Es el jugo verde! 

En la fase de luna de miel el cuerpo segrega principalmente hormonas del amor, oxitocina y dopamina.  En la de acumulación de tensión se genera cortisol y adrenalina.  Y en la fase aguda más cortisol, adrenalina y más dopamina.

OXITOCINA. Es la hormona del amor, promueve el apego y confianza.  El refuerzo intermitente de conductas positivas dispersas a lo largo del ciclo de abuso (por ejemplo, regalos, flores, cumplidos, sexo, etc.) garantiza que sigamos liberando oxitocina incluso después de experimentar incidentes de abuso.

DOPAMINA.  Es el neurotransmisor responsable de la adicción a la cocaína y también a parejas románticas peligrosas.  Tanto las drogas como los recuerdos intensos y placenteros activan la dopamina y crean circuitos de recompensa en el cerebro, diciéndole que lo “haga de nuevo”. Esta hormona se libera para eventos placenteros como para eventos importantes relacionados con la supervivencia.  Desafortunadamente la dopamina fluye más fácilmente cuando las recompensas se otorgan en un horario impredecible.  Las dulces palabras que nos susurran después de la fase de crisis, las disculpas, las estratagemas de lástima, las raras muestras de ternura durante la fase de tensión, justo antes de otro incidente de abuso, en realidad ayudan a cimentar este tipo de recompensa en lugar de disuadirlo, combinando con las experiencias de abuso que alertan a nuestro cerebro para que “preste atención”, así como con recuerdos placenteros que recordamos una y otra vez, y ¡BUM! tenemos un vínculo bioquímico diabólico.

CORTISO. Es la hormona del estrés que se libera durante los altibajos de la relación abusiva, en respuesta al miedo como mecanismo de “lucha o huida”, como literal, no salimos corriendo hay un exceso de cortisol liberado y el estrés queda atrapado dentro de nuestro cuerpo.

ADRENALINA. Prepara a nuestro cuerpo para la respuesta de “Lucha o huida” y también es culpable de las reacciones bioquímicas ante los abusadores.  La adrenalina promueve un efecto antidepresivo, desencadenando miedo y ansiedad que luego libera dopamina; esto puede hacer que nos convirtamos en “adictos a la adrenalina”, adictos a la avalancha de vacilar entre el vínculo y la traición. Durante el período de no contacto, retirarse de ese subidón puede ser increíblemente doloroso.

Cómo puedes darte cuenta, las sustancias químicas segregadas derivadas de los altibajos en el ciclo de abuso, es como subierte a una montaña rusa, llena de subidas y bajadas. Un cocktail bioquímico extremadamente dañino y adictivo.  

Es una de las razones por las cuales la mujer no puede dejar o regresa constantemente al agresor, cada vez que se aleja experimenta las consecuencias de la abstinencia, al igual que cualquier adicto y como su inconsciente ya la ha condicionada a que su droga la obtiene al lado del “hombre”, continua regresando a la relación abusiva.

Si te sientes identificada con este relato lo más probable es que estes siendo o fuiste víctima de violencia,  busca ayuda profesional o si prefieres contáctame en redes sociales para compartir tu historia y que tu experiencia sumada a la de muchas más ayude a generar conciencia, liberar a otras mujeres y a sanar alas para poder volar.

“Tienes derecho a una vida libre de violencia”