#Opinión | Julio Gálvez.
En el año 2018, la Cuarta Transformación liderada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) irrumpió en Hidalgo con la promesa de un cambio histórico, inaugurando el primer congreso democrático del estado. Esta esperanza de renovación, sin embargo, fue rápidamente sofocada por las acciones del entonces gobernador priista, Omar Fayad, quien invadió las esferas del poder legislativo mediante actos de violencia y coerción sobre los diputados y diputadas de Morena. Este despliegue de autoritarismo mostró la clara intención del ejecutivo de mantener el control sobre el naciente poder legislativo democrático.
Ante esta situación, el congreso democrático de Hidalgo vio la necesidad de recurrir a un abogado constitucionalista, para redactar un documento de desaparición de poderes, buscando destituir al gobierno priísta de Fayad. Sin embargo, el exgobernador utilizó este mismo documento como moneda de cambio para negociar con Ricardo Monreal la gubernatura de Hidalgo, salvando su posición política a costa de traicionar al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Esta maniobra política desató una ola de oportunismo dentro del movimiento de AMLO en Hidalgo. Fayad, al infiltrarse en las filas de la Cuarta Transformación, no solo traicionó al PRI sino que también se posicionó como el primer gobernador de PRIMOR en el estado después de 94 años de gobiernos priistas. Esta traición no quedó ahí; Fayad, mediante su secretario de gobierno Simón Vargas, comenzó a comprar diputados y actores políticos de Morena, cooptando así a gran parte del movimiento de AMLO.
Mientras se impulsaban importantes reformas como la interrupción legal del embarazo, la prohibición de popotes, bolsas de plástico y unicel, y la consagración del derecho a un Mínimo Vital, detrás de estas iniciativas progresistas se gestaba una red de complicidades y corruptelas. Diversos actores políticos de Morena, vendidos al mejor postor, desviaban su labor legislativa para participar en la construcción de obras públicas y la entrega de favores en sus municipios, consolidando el poder de Fayad.
En estos tiempos, Fayad importó a Morena el sistema de "capitalismo de cuates" característico del PRI, tejiendo alianzas con empresarios como Juan Carlos Martínez y otros prestanombres. El Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo, compuesto por pseudo empresarios sometidos a Fayad y beneficiados con contratos gubernamentales, se alineó con Morena, manteniendo así la influencia y privilegios de unos cuantos en detrimento del verdadero espíritu democrático que busca instaurar la Cuarta Transformación.
Dos semanas antes de la elección de Menchaca, la revocación de mandato mostró una victoria significativa para AMLO con 400,000 votos. Menchaca, sin embargo, logró obtener 600,000 votos en las elecciones, evidenciando que el apoyo popular hacia el movimiento de AMLO no requería de pactos con la "mafia del poder" en Hidalgo. Aun así, Fayad aseguró una embajada y cedió la gubernatura mediante acuerdos, bloqueando a las bases de Morena y a la izquierda hidalguense, temerosos de perder sus privilegios.
El resultado fue la infiltración de expriistas y panistas en las filas de Morena, sofocando el movimiento democrático y llevando a la pérdida de identidad y raíces del partido. Morena, al incluir a estos "chapulines", se convirtió en un partido hipócrita, similar al PRI, sin ideología clara y dispuesto a moverse según los intereses de sus nuevos caciques.
En este contexto, es crucial que en Hidalgo se valore a las personas por encima de los partidos políticos. La ciudadanía debe emitir un voto razonado, asegurándose de que el poder se reparta equitativamente entre diversos actores políticos, representando verdaderamente a toda la sociedad. Solo así, Hidalgo podrá aspirar a un futuro próspero, donde el gobierno y la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (ahora en el PT) no sean las únicas fuentes de empleo, y donde la libre competencia no sea limitada por un capitalismo de cuates que beneficia a unos pocos.
Finalmente, los medios de comunicación tienen un papel fundamental. Deben exponer la hipocresía de los actores del poder en Hidalgo y fomentar un cambio verdadero, utilizando la libertad de expresión como una herramienta vital para fortalecer la democracia. Con el apoyo de la ciudadanía, es posible alcanzar un mayor grado de justicia y representación en nuestra sociedad.
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Pd. No nada más a través del voto y elecciones se puede obtener democracia en Hidalgo, la libertad de expresión también es un elemento de esta, por tanto, también a través de un medio de comunicación podemos amplificar la consciencia colectiva para obtener mayor factor democrático contra los políticos, en tiempos como los que vivimos.