En Hidalgo, lo viejo no termina de morir y lo nuevo de nacer.


Julio Gálvez

El despertar democrático que se vivió en 2022 marcó un hito significativo en la historia política de Hidalgo. Tras 94 años de predominio priista, el cambio parecía inevitable. Sin embargo, la transición hacia una verdadera renovación política se ve obstaculizada por la persistencia de viejas prácticas y la ambición desmedida de ciertos sectores privilegiados.

Las élites que antaño fueron favorecidas por los gobiernos del PRI han buscado refugio en Morena, motivadas por intereses personales más que por convicciones ideológicas. Esta migración ha dado lugar a un fenómeno preocupante: la presencia de políticos oportunistas que cambian de partido según convenga a sus agendas particulares.

Desde 2018, diversos grupos caciquiles han intentado cooptar el movimiento liderado por AMLO. Uno de los ejemplos más notorios fue el caso del Grupo Universidad, que intentó imponer su dominio sobre la izquierda y las bases morenistas para controlar el Congreso Local. Afortunadamente, esta maniobra fue frustrada gracias a la resistencia ciudadana.

El compromiso ciudadano también se reflejó en acciones concretas. Por ejemplo, el suscriptor de este artículo desempeñó un papel crucial al redactar un documento de desaparición de poderes, para impedir los ataques de Fayad. Asimismo, brindó asesoramiento a los diputados de Morena para bloquear una iniciativa que hubiera otorgado a Grupo Universidad un control desproporcionado de la Junta de Gobierno del Congreso de Hidalgo, evitando así su ascenso hacia la gubernatura. Situación de la que siempre estuvo enterado el actual gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar.

No obstante, estas victorias se vieron empañadas por la deslealtad de ciertos legisladores, quienes, en lugar de abogar por reformas significativas, optaron por venderse al exsecretario de gobierno, Simón Vargas. Mientras se debatían temas cruciales como la interrupción legal del embarazo o la prohibición de productos plásticos, algunos diputados traicionaron los principios del movimiento de AMLO en aras de intereses personales.

Es fundamental reflexionar sobre el futuro político de Hidalgo. Apoyar al PT, controlado por Grupo Universidad, o al PVEH, influenciado por Omar Fayad, sería un grave error para las bases de izquierda. Los ideales deben prevalecer, incluso cuando han sido marginados por las estructuras de poder establecidas.

Así como a la izquierda, a Menchaca Salazar también le ha costado trabajo llegar, por lo que pareciera que al PRIAN le conviene esta división en Hidalgo. Es importante que el Gobernador Julio Menchaca reflexione que la verdadera izquierda no es su enemiga y que los verdaderos adversarios de Hidalgo residen en otro lugar. La lucha por una política más justa y transparente debe continuar, superando las barreras impuestas por aquellos que buscan perpetuar el statu quo.