El PRI: La Plaga Que Se Transforma Pero Nunca Desaparece.


Jorge Montejo

El PRI ya no se crea ni se destruye, solo se transforma. Ejemplos sobran. Los priistas han hecho malabares para fundar otros partidos como Morena, buscar refugio en otros o contradecirse en otros más. ¿Qué es el Revolucionario Institucional? Todo en política, solo que ahora está esparcido por todas partes.

Alejandra Del Moral, la ex priista notable que compitió contra Delfina Gómez por la gubernatura del Estado de México y que logró reducir una desventaja de más de 20 puntos porcentuales a solo ocho, le dijo adiós al tricolor. Sin ponerse oficialmente el chaleco de Morena, anunció su apoyo total a Claudia Sheinbaum. ¡Qué novedad!

Su renuncia al PRI tiene varias lecturas. Desde un enfado (supongo real y comprensible) contra “Alito” Moreno, hasta un peculiar sentido de lealtad —no al partido, sino a otro de sus excompañeros, Alfredo del Mazo, su mentor favorito—. Porque, claro, en política las lealtades son inquebrantables, ¿verdad?

Su caso es similar al de muchos priistas que han saltado de un barco a otro. Hoy hacemos un gran escándalo porque ocurrió ‘al cuarto para las doce’ de las elecciones del domingo, lo que lo hace simbólico. Pero lo que significa y lo que aporta o deja de aportar a Regeneración Nacional es lo de siempre. Ni más, ni menos. El circo sigue.

Por supuesto, en Morena la recibieron, como a otros que antes criticaban, con los brazos abiertos (tragándose sus escrúpulos y contradicciones). Guardaron en el baúl del olvido todas las discrepancias y formas con las que denigraron a la mexiquense. ¡Y vaya que la hicieron menos! Si yo fuera Alejandra (inteligencia no le falta), estaría muy consciente de que hoy la abrazan y mañana le gritarán “¡traidora!” y la sacarán a patadas (o la meterán en prisión).

¿Algún día entenderán los morenistas que calladitos se ven más bonitos? Dado que hoy son el PRI de antes, deberían aprender de los viejos tricolores a no enemistarse con nadie. Así, cuando algún priista o panista migre a sus filas, no tendrán que tragarse sus palabras, pesadeces y demás bajezas proferidas contra los que ahora son sus “hermanos”…

Porque las acrobacias políticas de la Cuarta Transformación, además de ser de alto grado de dificultad, los hace ver como unos tontos: hoy te odio, mañana te amo. ¡Qué complicado es ser obradorista!

Pero vamos a lo más relevante: con cada nueva incorporación de expriistas (y también de expanistas y ex emecistas), se asesta un golpe a los morenistas de “linaje”. Aquellos que comenzaron el movimiento, los que siguen ahí, los que han trabajado mucho y no necesariamente han recibido reconocimiento alguno. La militancia. ¿Reciprocidad hacia quienes apoyaron a López Obrador y ahora a Claudia Sheinbaum? Otro golpe a los morenistas de siempre, que se quedan como el chinito, “nomás milando”. Observando cómo Morena recluta lo bueno, pero también lo malo, lo corrupto, el cascajo.

Morena colonizada no necesariamente por lo mejor; Morena despidiendo a buenos cuadros. La 4T premiando a los externos (solo faltan Murat y Del Mazo, pero ambos juran que tendrán una posición en el gabinete de Claudia; sí, por lo visto ellos también piensan que las elecciones son mero trámite…). El PRI metió en la cárcel a cinco de sus exgobernadores; Morena a igual número de ex priistas como cabezas de misiones diplomáticas. O de legisladores… Eruviel Ávila va de diputado federal por el PVEM por la vía plurinominal. Ni siquiera tiene que hacer campaña…

No queda claro si el PRI agoniza o en realidad está colonizando Morena.

Tres en Raya

“El Fisgón” la llamó violenta y promotora del fraude, Epigmenio Ibarra le dijo ‘borrega de Peña Nieto’, Julio “Astillero” publicó un reportaje sobre su participación en una estafa millonaria (nunca probada), Jairo Calixto la tachó de “atracadora”. ¿Cómo se comerán sus palabras ahora? ¿La buscarán solo porque está con Claudia? ¿Fingirán demencia? Seguramente esto último.

Lo anterior porque Morena en 6 años no pudo formar sus propios cuadros políticos, lo que pone en evidencia que es lo que menos les importa, sino ganar a toda costa sin importar qué tuerza sus ideales. ¡Bravo, Morena, por mantener la tradición de los viejos políticos!