Los ajolotes se distinguen por conservar sus rasgos larvales durante su vida adulta, algo que se conoce como “neotenia”. No obstante, otro detalle de sumo interés en esta especie radica en su particular sistema de regeneración, uno que, fuera de reconstituir partes de su cuerpo, permite a estos anfibios sanar heridas en su corazón sin dejar cicatrices.
Jesús Chimal Monroy, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), interesado en conocer los mecanismos básicos que llevan a la regeneración de las extremidades, tiene 18 años estudiando este sistema de los ajolotes. Según reporta a la revista UNAM Global, esto es parte de lo que ha encontrado:
“Hay algunas moléculas que regulan el desarrollo embrionario, que también es interesante estudiarlas durante el proceso de la regeneración. Entre estas moléculas destaca el ácido retinoico, un derivado de la vitamina A”, señala el experto.
UNAM Global refiere que el ácido retinoico es el único factor conocido que induce esta duplicación próximo-distal de la extremidad. Los animales lo obtienen a través de la dieta, principalmente derivada de los betacarotenos.