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Julio Gálvez.
En el entramado político de Hidalgo, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ha emergido como una fuerza aparentemente poderosa. Sin embargo, una mirada más profunda revela una realidad preocupante: la falta de identidad y coherencia dentro de sus filas.
Morena en Hidalgo parece haber sido fundada sobre los escombros tóxicos de otros partidos políticos. La entrada de políticos provenientes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha marcado un camino de confrontación con las bases del partido. Un ejemplo notable de esta dinámica se evidenció con el Grupo Universidad en el Congreso Local, cuya llegada estuvo acompañada de intentos de subyugar y controlar, en lugar de integrarse y colaborar con las verdaderas bases de Morena en beneficio del pueblo, motivo por el cual perdieron la junta de gobierno del legislativo por los tres años continuos.
La actuación del gobernador Menchaca ha profundizado esta crisis de identidad, ya que obtuvo el triunfo gracias a AMLO y a las bases, no gracias a Omar Fayad. Sin embargo tras su victoria electoral comenzó con la reproducción de prácticas políticas cuestionables. Al impulsar candidaturas de "chapulines" políticos, caciques, juniors y sus seguidores más cercanos, el gobernador ha demostrado una clara falta de compromiso con los principios y valores que se supone deberían guiar a Morena, toda vez que actuó como grupo Universidad, avasallando a el movimiento en la búsqueda del poder por el poder.
La esencia misma de Morena en Hidalgo se ve comprometida por esta amalgama de intereses particulares y oportunismo político. La ideología y los principios quedan eclipsados por la búsqueda desesperada de poder y privilegios personales. La migración de políticos entre partidos refleja la ausencia de una verdadera convicción ideológica, convirtiendo a Morena en un mero escenario para la realización de ambiciones individuales.
El gobierno de Menchaca pudo haber tenido identidad con el movimiento de la izquierda hidalguense, pero prefirió expriistas y expanistas, así como sus juniors.
En conclusión, la falta de identidad en Morena Hidalgo es un síntoma de una enfermedad más profunda dentro del sistema político del estado. Si Morena aspira a representar genuinamente los intereses del pueblo hidalguense, debe enfrentar esta crisis de identidad con valentía y determinación. Solo reconociendo y rectificando sus errores podrá recuperar la confianza y la credibilidad perdidas en el camino hacia una política más justa y transparente.
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En la foto vemos juntos a Simey Olvera e Israel Félix, porque un grupo de políticos pactaron el voto de la gente y por ende la gubernatura de Hidalgo con Omar Fayad para seguir haciendo negocios con empresarios como Juan Carlos Martínez, sin importarles el pueblo.
En la foto vemos juntos a Simey Olvera e Israel Félix, porque un grupo de políticos pactaron el voto de la gente y por ende la gubernatura de Hidalgo con Omar Fayad para seguir haciendo negocios con empresarios como Juan Carlos Martínez, sin importarles el pueblo.
