Jorge Montejo.
En medio de la compleja realidad política que atraviesa Hidalgo, se evidencia un preocupante patrón de utilización de la justicia con fines electorales, mientras la sociedad enfrenta problemas graves de impunidad y delincuencia.
Mientras los ciudadanos viven con la angustia de ver a violadores candidatos, abusadores de menores (como es la constante en tierras hidalguenses) y asesinos de niños en libertad, en Hidalgo parece caer un político para después dejarlo ir como sucedió con Eleazar García, más rápido de lo que canta un gallo.
Este panorama cuestionable se vuelve aún más evidente con la reciente planeación de la detención de Francisco Olvera, una movida política que parece más orientada a fines electorales que a la verdadera búsqueda de justicia.
El gobierno, encabezado por ciertas figuras políticas, parece estar utilizando al poder judicial como un instrumento para seguir una línea política determinada. No se trata de defender a Olvera, cuyas acciones poco éticas han sido objeto de crítica pública, sino de cuestionar el momento elegido para su detención, justo en periodo electoral.
¿Por qué detener a Olvera ahora, en medio de la contienda electoral? Esta interrogante resuena en la mente de muchos hidalguenses, quienes observan con escepticismo esta movida que parece más relacionada con la legitimación de ciertos candidatos que con un genuino interés por combatir la corrupción y la impunidad en el estado.
Surge la sospecha de que los candidatos "chapulines" de Morena, provenientes del PRI, no están generando el impacto deseado entre la población y requieren de un golpe de legitimidad para mejorar su posición de cara a las próximas elecciones. Esta estrategia, sin embargo, socava la confianza en el sistema judicial y político de Hidalgo, perpetuando un ciclo de desconfianza y manipulación que solo perjudica a la sociedad en su conjunto.
En última instancia, es esencial que los ciudadanos estén alerta ante este tipo de prácticas y exijan transparencia y honestidad en el ejercicio del poder y la administración de justicia. La verdadera democracia solo puede florecer en un ambiente donde la justicia no sea utilizada como moneda de cambio político, sino como un instrumento para garantizar la igualdad y el estado de derecho para todos.
El gobierno, encabezado por ciertas figuras políticas, parece estar utilizando al poder judicial como un instrumento para seguir una línea política determinada. No se trata de defender a Olvera, cuyas acciones poco éticas han sido objeto de crítica pública, sino de cuestionar el momento elegido para su detención, justo en periodo electoral.
¿Por qué detener a Olvera ahora, en medio de la contienda electoral? Esta interrogante resuena en la mente de muchos hidalguenses, quienes observan con escepticismo esta movida que parece más relacionada con la legitimación de ciertos candidatos que con un genuino interés por combatir la corrupción y la impunidad en el estado.
Surge la sospecha de que los candidatos "chapulines" de Morena, provenientes del PRI, no están generando el impacto deseado entre la población y requieren de un golpe de legitimidad para mejorar su posición de cara a las próximas elecciones. Esta estrategia, sin embargo, socava la confianza en el sistema judicial y político de Hidalgo, perpetuando un ciclo de desconfianza y manipulación que solo perjudica a la sociedad en su conjunto.
En última instancia, es esencial que los ciudadanos estén alerta ante este tipo de prácticas y exijan transparencia y honestidad en el ejercicio del poder y la administración de justicia. La verdadera democracia solo puede florecer en un ambiente donde la justicia no sea utilizada como moneda de cambio político, sino como un instrumento para garantizar la igualdad y el estado de derecho para todos.
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Se hace público que estamos tratando de localizar a Francisco Olvera para entrevistarlo y declare sobre la situación por la que se le acusa en medios y haga otras revelaciones sobre corrupción en Hidalgo.
De la misma forma se dice que Crespo es sobrinazo real y por eso quieren imponerlo.
