Jorge Montejo
En el siempre fascinante reality show de la política hidalguense, la llegada de Morena al poder prometía un cambio de escenario. Sin embargo, la trama parece seguir el guion clásico del gatopardismo: cambiar algo para que todo siga igual.
Con la maestría de un director de cine, el gobierno de Menchaca y sus acólitos montaron una farsa digna de Oscar, simulando una transformación democrática mientras, en realidad, expulsaban de la casa de big brother a las bases de Morena, para darle la bienvenida a los viejos rostros del PRI, caciques y sus juniors.
La estrategia de la mafia del poder en Hidalgo es tan sutil como un elefante bailando ballet: detener el avance democrático mientras mantienen sus privilegios intactos. Como si se tratara de un juego de ajedrez, sacrificaron peones para mantener a los reyes en su lugar.
Incluso con la brillante actuación de AMLO obteniendo 400 mil votos en la revocación de mandato, los políticos hidalguenses jugaron su carta maestra para engañar a la población, y simular un cambio para apaciguar la inconformidad en Hidalgo, toda vez que dos semanas después, con la elección de Menchaca, solo obtuvieron 200 mil votos más junto con los maestros corruptos del sindicato de Elba Esther Gordillo, que en lugar de hacer frente al desafiante bullying que aumenta en la entidad, andan en campañas políticas.
Con la maestría de un director de cine, el gobierno de Menchaca y sus acólitos montaron una farsa digna de Oscar, simulando una transformación democrática mientras, en realidad, expulsaban de la casa de big brother a las bases de Morena, para darle la bienvenida a los viejos rostros del PRI, caciques y sus juniors.
La estrategia de la mafia del poder en Hidalgo es tan sutil como un elefante bailando ballet: detener el avance democrático mientras mantienen sus privilegios intactos. Como si se tratara de un juego de ajedrez, sacrificaron peones para mantener a los reyes en su lugar.
Incluso con la brillante actuación de AMLO obteniendo 400 mil votos en la revocación de mandato, los políticos hidalguenses jugaron su carta maestra para engañar a la población, y simular un cambio para apaciguar la inconformidad en Hidalgo, toda vez que dos semanas después, con la elección de Menchaca, solo obtuvieron 200 mil votos más junto con los maestros corruptos del sindicato de Elba Esther Gordillo, que en lugar de hacer frente al desafiante bullying que aumenta en la entidad, andan en campañas políticas.
Es como si el pueblo estuviera atrapado votando por el cambio pero recibiendo más de lo mismo.
En conclusión, en el gran escenario de la política hidalguense, el gatopardismo es la norma. Cambian las caras, cambian los discursos, pero el guion sigue siendo el mismo. Una obra maestra de simulación democrática, donde el único cambio real es la fecha en el calendario electoral.
¡Que vivan las apariencias!
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En la foto vemos a Jorge Reyes, candidato constructor de Fayad a la presidencia de Pachuca por Morena, junto con el presidente municipal actual Sergio Baños, quien llegó con el PRI y se volvió independiente ante esta intrigante trama.