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En el complicado tejido de la política y los medios de comunicación, la presencia y defensa de ideales se erigen como pilares fundamentales para mantener una sociedad informada y crítica. Sin embargo, ejemplos como el que se evidencia en Hidalgo subrayan la necesidad imperante de mantener firmes los principios éticos y evitar caer en prácticas que puedan comprometer la integridad de la información.
En Hidalgo, un fenómeno palpable es la transformación de medios que, en un pasado reciente, parecían estar al servicio del PRI y que, en la actualidad, expresan una abierta inclinación por hablar favorablemente del gobierno de Morena. Este cambio, lejos de reflejar una evolución ideológica genuina, plantea cuestionamientos sobre la coherencia y la ética en el periodismo.
Quienes actúan con ideales en los medios de comunicación y en la política priorizan principios y valores como base fundamental. Este enfoque implica un compromiso con la verdad, la imparcialidad y el servicio a la sociedad. Por el contrario, cuando no se actúa con ideales, los intereses individuales se anteponen en la política y los medios, por lo que se abre la puerta a prácticas cuestionables que pueden socavar la confianza del pueblo como lo es la búsqueda del dinero.
El caso de Hidalgo ilustra cómo, bajo el manto del capitalismo de cuates, un grupo de políticos conservadores se apoderó del gobierno, enriqueciéndose a expensas del poder y colaborando con empresarios y prestanombres corruptos. Este giro en la dinámica política, lejos de representar un avance hacia ideales éticos, revela la prevalencia de intereses personales sobre el bienestar colectivo.
Durante más de 93 años bajo el régimen del PRI en Hidalgo, la política estuvo marcada por la hipocresía y la falta de un claro compromiso con ideales. Los intereses prevalecieron sobre la búsqueda de un bienestar común, y la falta de principios éticos permeó en la gestión pública.
La lección que emerge es clara: los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la construcción de una sociedad informada y participativa, y es esencial que estos se rijan por ideales sólidos. Mantener la integridad periodística, abrazar la imparcialidad y servir al interés público son esenciales para preservar la confianza y fortalecer la democracia.
El caso de Hidalgo sirve como un recordatorio de las consecuencias que pueden surgir cuando los ideales son dejados de lado en favor de intereses personales en el ámbito político y mediático.
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En la foto observamos a Núñez y Olvera en el primer informe de gobierno de Morena en Hidalgo.
