Julio Gálvez.
A pesar del revés para el "nuevo BRICS-11" con la elección adversa de Milei, quien inicialmente rechazó unirse y podría ser sustituido por Bolivia y/o Venezuela, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, ha convocado una cumbre virtual extraordinaria para abordar la "catástrofe humanitaria" en Gaza. Este movimiento refleja la frustración del sur global ante la carnicería que, hasta el momento, ha afectado a 14 mil civiles palestinos, incluyendo la alarmante cifra de niños, constituyendo un genuino infanticidio.
La quintaescencia geoeconómica del BRICS, por primera vez, se inmiscuye en asuntos geopolíticos significativos, destacando la metamorfosis de su papel desde su origen como una agrupación exclusivamente económica.
Ante la pasividad de "Occidente", a excepción de Trudeau y las volteretas de Macron, el sur global se moviliza para detener la "metabalcanización" de Gaza y la amenaza de la "Nakba 2023", que prevé la transferencia/expulsión/deportación de 1.7 millones de habitantes del norte de Gaza. Este término árabe, que significa "catástrofe", evoca la desposesión masiva de palestinos en 1948.
Una delegación de cancilleres de países árabes e islámicos, en busca de soluciones al conflicto israelí-palestino, ha visitado primero China y luego se dirigirá a Moscú, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. El supercanciller chino, Wang Yi, propone una conferencia internacional de paz y destaca la importancia de la solución de dos estados.
El príncipe heredero saudita, Mohammed Bin Salman, sorprendentemente insta a "todos los países cesar las exportaciones de armas a Israel". Al Jazeera interpreta la condena del BRICS a los "crímenes de guerra" como una señal dirigida a Occidente.
Curiosamente, SCMP.com critica a India, miembro del BRICS, por su "solidaridad total" con Israel, poniendo de manifiesto posibles consecuencias en las relaciones de India con las petromonarquías del golfo Pérsico y su relación con Rusia.
La situación ahora depende de la respuesta de Biden, quien enfrenta una red geopolítica compleja en la búsqueda de una solución para Gaza.
La quintaescencia geoeconómica del BRICS, por primera vez, se inmiscuye en asuntos geopolíticos significativos, destacando la metamorfosis de su papel desde su origen como una agrupación exclusivamente económica.
Ante la pasividad de "Occidente", a excepción de Trudeau y las volteretas de Macron, el sur global se moviliza para detener la "metabalcanización" de Gaza y la amenaza de la "Nakba 2023", que prevé la transferencia/expulsión/deportación de 1.7 millones de habitantes del norte de Gaza. Este término árabe, que significa "catástrofe", evoca la desposesión masiva de palestinos en 1948.
Una delegación de cancilleres de países árabes e islámicos, en busca de soluciones al conflicto israelí-palestino, ha visitado primero China y luego se dirigirá a Moscú, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. El supercanciller chino, Wang Yi, propone una conferencia internacional de paz y destaca la importancia de la solución de dos estados.
El príncipe heredero saudita, Mohammed Bin Salman, sorprendentemente insta a "todos los países cesar las exportaciones de armas a Israel". Al Jazeera interpreta la condena del BRICS a los "crímenes de guerra" como una señal dirigida a Occidente.
Curiosamente, SCMP.com critica a India, miembro del BRICS, por su "solidaridad total" con Israel, poniendo de manifiesto posibles consecuencias en las relaciones de India con las petromonarquías del golfo Pérsico y su relación con Rusia.
La situación ahora depende de la respuesta de Biden, quien enfrenta una red geopolítica compleja en la búsqueda de una solución para Gaza.