La Cámara de Diputados
retrasó la aprobación de la reducción de la jornada laboral semanal a 40 horas
desde 48 horas, es decir un día menos. La Cámara acordó realizar un parlamento
abierto para procesar la reforma constitucional y escuchar a síndicos,
académicos, al sector privado y a ciudadanos.